Si es verídica la información con la que el presidente López Obrador dice contar, el derrotero de la reforma constitucional en materia eléctrica no sería tan “dramático” como lo han sugerido los opositores, sin dejar de lado que muchos de ellos son simples cabilderos de los grandes corporativos nacionales y foráneos, y se encargan, por lo mismo, de hacer mucho ruido y meter palos en las ruedas para que el proyecto fracase.
La cúpula tricolor, cancerbera del gran capital, ya fijó posición: “tras un análisis razonado” (¡¡¡!!!), votará en contra de la iniciativa presidencial. “El proyecto no pasará”, por tratarse, creativa que es, de “un peligro para México, un desastre con consecuencias irreversibles. Al PRI nadie lo presiona, expresó el dirigente Alejandro Moreno en una declaración en la sede de la fuerza política donde estuvo acompañado de casi toda la bancada” ( La Jornada, Enrique Méndez).
Del PAN no hay que esperar absolutamente nada, por tratarse de un partido político que nació a la sombra y al servicio de lo que décadas después sería calificada de minoría rapaz, siempre contraria a todo lo que signifique fortalecer la soberanía e independencia nacionales. A lo largo de sus 83 años de existencia, esta agrupación ha dado pruebas suficientes de que lo suyo no es el beneficio del país, sino de la oligarquía que lo puso en circulación.
Por lo que toca a la miserable morralla “pragmática” –Movimiento Ciudadano, Verde, Trabajo y la chuchería– su posición es simple: se anotará con quienes mayores beneficios económicos y políticos le procure, porque de ideologías, proyectos de nación, ética, soberanía e independencia no sabe nada ni le importa.
Pues bien, en la mañanera de ayer el presidente López Obrador dijo tener información de que “hay muchos legisladores del PRI, y en una de esas hasta del PAN, que no están de acuerdo para que se siga protegiendo a las empresas particulares (del sector eléctrico, sobre todo extranjeras), y confío en que van a votar libremente. Y se van a rebelar. Y llamo a eso, a que se rebelen, para que sean auténticos representantes populares y no empleados de grupos de intereses creados, que no sean traidores a la patria, que se rebelen, que tengan la arrogancia del sentirse libres, que la libertad no se implora, se conquista. Como lo hemos sostenido, vivimos tiempos de definiciones y ya en estos días vamos a saber quién es quién”.
Bien dice Andrés Manuel: “esto está comenzando”, aunque no resulta novedosa la posición de los prianistas ni de sus rémoras. El mecanismo es sencillo, porque ni siquiera guardan las apariencias: “arriba se pusieron de acuerdo; bueno, eso lo resuelven con cenas y con comidas, y en una de esas hasta en embajadas (y) o con las cúpulas del poder económico. Pero eso es allá, en la élite, en lo más alto del poder económico, del poder político; pero falta ver qué piensan todos los legisladores, qué opinan. Y yo llamo también a que la gente esté pendiente, porque se van a abrir debates en la Cámara de Diputados –seguramente se van a transmitir por televisión, radio– y hay que ver quién defiende a las empresas. Porque esto ya ha sucedido en otros tiempos. El PRI y el PAN se pusieron de acuerdo cuando todavía tenían engañada a la gente de que eran (partidos) distintos y votaron por el Fobaproa para convertir las deudas privadas en deuda pública, y todavía existe esa enorme deuda”.
Por cierto, en el balance de los prianistas el Fobaproa sólo fue una de tantas barbaridades y perversidades cometidas contra la nación, pero como bien dice López Obrador “cuando no hay una ideología, no hay principios, no hay doctrina, cuando es la lucha del poder por el poder y lo que domina es el pragmatismo ramplón, pues se desfigura todo, esa es una situación lamentable. Ojalá reflexionaran y revisen la historia de sus partidos. Unos como otros deberían de hacer un análisis crítico, porque, imagínense si resucitaran Cárdenas o López Mateos, o el mismo Gómez Morin, viendo que ( tricolores y blanquiazules) son uno solo”.
Las rebanadas del pastel
En marzo, México superó la barrera de los 21 millones de empleos formales registrados en el IMSS; de ellos, 86.6 por ciento son plazas permanentes, la proporción más elevada de los últimos 12 años para el mismo mes. En el primer trimestre del año se generaron cerca de 386 mil puestos de trabajo, el mayor registro desde que se tiene estadística en periodos similares. Excelente noticia, pero falta camino por recorrer.