Luego de un agradecimiento “de todo corazón” a las comunidades y ejidos que aceptaron el trazo del Tren Maya, el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió a los propietarios de terrenos asentados en los 30 kilómetros que faltan para completar el derecho de vía de mil 500 kilómetros del circuito, qué significa esa megaobra en la península de Yucatán:
“Ojalá y recapaciten los que están pensando que van a ponernos contra la pared, que nos van a chantajear y les vamos a dar todo el dinero que piden. Que no se hagan ilusiones”.
Al poner los puntos sobre las íes en torno al proceso de construcción del Tren Maya, no descartó echar mano de las herramientas que le brinda la ley.
Señaló así la relevancia de la obra, cuya conclusión prevé para diciembre del año próximo. Y relató de dónde han surgido las dificultades para tener el tren: “Cuando estamos más cerca de las ciudades, cuando ya no son campesinos, ejidatarios ni pequeños propietarios, cuando ya son empresas inmobiliarias.
“Algunos, cuando se enteraron de que iba a pasar el Tren Maya, empezaron a comprar terrenos. Y ahora que se están definiendo los trazos a algunos les falló porque no va a pasar por ahí y otros lo que quieren es atracar, robar. No quieren, por ejemplo, aceptar los avalúos y se amparan, porque quieren hacer su agosto. Así no actúa un campesino. Fíjense la importancia de la moral en la gente humilde. La ambición por el dinero, cómo trastorna, obnubila a la gente.”
La obra que por número de trabajadores contratados para su ejecución, cuantía presupuestal y tamaño se perfila como la más grande de su administración, se extiende sobre la antigua vía del ferrocarril del sureste. Pero, argumentó, “si todo hubiese sido un trazo nuevo, no salimos. Pero ya puedo decir hoy que debemos tener pendiente de liberación del derecho de vía, de los mil 500 kilómetros, como 30 kilómetros, como dos por ciento, ya está todo libre. Y muchas gracias de todo corazón a las comunidades, a los ejidos”.
Y así marcó el límite a los propietarios que se oponen, porque “antes no se recurría a la expropiación pública, para el neoliberal era un sacrilegio poner por delante el interés público; para nosotros no, por encima del interés particular o de grupo está el interés general, el interés de la nación, el interés público. Entonces, nos vamos a procedimientos legales.
“También algunos piensan ‘como les falta poco tiempo y como estos juicios los hacen muy largos’, con tácticas dilatorias de abogados huizacheros, piensan que van a hacer indispensable el que nos dobleguemos. Pues no, porque aquí vamos a estar pidiéndole al Poder Judicial que resuelvan pronto y que actúen, que la justicia tiene que ser pronta, expedita.”
Lo que opera, añadió, “son intereses, hay dinero para promover grupos. Algunos son de verdad ambientalistas, no tienen toda la información, otros sí son oportunistas y otros más son mercenarios, que les pagan”.