El partido tricolor decidió votar en contra de Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos, aunque ello no es novedad, porque esa agrupación lleva años en esa tesitura; es decir, en sentido inverso de los intereses nacionales, por mucho que en su “declaración de principios” pregone y se “comprometa” a “preservar la soberanía del país y el manejo sobre los recursos reservados para el dominio de México”. Pero eso sólo está en el papel, porque en los hechos entregó el petróleo, la electricidad y muchos sectores estratégicos más, siempre con la coima por delante y en connivencia con los mercaderes panistas y el pútrido cascarón Chucho-perredista.
Días atrás, el presidente Andrés Manuel López Obrador “invitó” a los priístas a “no olvidar que la Comisión Federal de Electricidad fue creada por Lázaro Cárdenas del Río y que piensen que Adolfo López Mateos nacionalizó en 1960 la industria eléctrica en beneficio de los mexicanos. Entonces, ¡cómo el PRI va a actuar en contra del ideario del general Cárdenas y de López Mateos! ¿En qué se van a convertir?” No fue la primera. De hecho, unos días después de enviar su iniciativa de reforma eléctrica al Congreso, en octubre de 2021, el mandatario expuso a los priístas que “aquí ya no hay para dónde hacerse… Ahora van a decidir qué se hace con esta reforma. Nosotros ya cumplimos, porque queremos que se mantenga el servicio de energía eléctrica en manos de la nación, de la Comisión Federal de Electricidad, que no haya aumentos en el precio de la energía eléctrica, que no haya subsidios para las grandes empresas. Pero, además, a ver, que me digan en qué se beneficia el pueblo con las leyes actuales que tienen que ver con el manejo de la industria eléctrica. ¿Qué, no aprendemos de lo que pasa en otros países? Hace falta que se den los cambios en favor de la gente y por eso esta reforma eléctrica”.
Pero no sirvió de nada; fue pedir peras al olmo, pues la cúpula tricolor actuó contra los principios de Cárdenas y López Mateos, al establecer que, “tras análisis razonado, su grupo parlamentario en la Cámara de Diputados “categóricamente votará en contra” de la iniciativa presidencial, con lo cual anticipa que el proyecto ya no pasará. Este “es un peligro para México, un desastre con consecuencias irreversibles. Al PRI nadie lo presiona”, expresó el dirigente partidista, Alejandro Moreno, en una declaración en la sede de la fuerza política donde estuvo acompañado de casi toda la bancada” ( La Jornada, Enrique Méndez).
Tal vez los “nuevos” priístas (muchos de ellos perseguidos por la justicia) desconocen la historia nacional y creen que Lázaro Cárdenas no es más que el nombre del Eje Central y Adolfo López Mateos, el de un tramo del anillo periférico de la Ciudad de México, pero, desde ultratumba, ambos personajes refrendan el alcance de sus decisiones, aunque con mínimas posibilidades que esos vendepatrias entiendan de qué se trata todo esto: En 1937 Lázaro Cárdenas creó la Comisión Federal de Electricidad, un ente del Estado mexicano, con el objeto de “organizar y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, basado en principios técnicos y económicos, sin propósitos de lucro y con la finalidad de obtener con un costo mínimo, el mayor rendimiento posible en beneficio de los intereses generales” (ley promulgada en la Ciudad de Mérida, Yucatán el 14 de agosto de 1937 y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 24 de agosto de 1937).
En 1960, López Mateos nacionalizó la industria eléctrica y entonces subrayó: “ni un paso atrás, fue la consigna de don Lázaro Cárdenas del Río, al nacionalizar nuestro petróleo. Hoy le tocó por fortuna a la energía eléctrica. Pueblo de México, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la nación que conformamos; a los mexicanos devuelvo la energía eléctrica, que es de la exclusiva propiedad de la nación, pero no se confíen, porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros; sólo un traidor entrega su país a extranjeros”.
Las rebanadas del pastel
En efecto: ahí están los prianistas, con sus Chuchos falderos, “malos mexicanos identificados con las peores causas; sólo un traidor entrega su país a los extranjeros”