Buenos Aires. El presidente de Chile, Gabriel Boric, llegó la tarde de este domingo a Buenos Aires para reunirse con su par argentino, Alberto Fernández, en su primera visita oficial después de asumir el gobierno y este lunes comenzará a cumplir con su apretada agenda bilateral acompañado por una importante delegación de ministros, parlamentarios, empresarios e integrantes de la Corte Suprema.
Existen muchas expectativas en relación a la diversidad de la temática a tratar y también por la presencia de las ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola; y Defensa, Maya Fernández Allende; nieta del ex presidente Salvador Allende derrocado por un golpe militar en septiembre de 1973, instalándose la dictadura de Augusto Pinochet.
Se espera que el joven presidente Boric se reunirá con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo lo que se produciría en el Espacio de la Memoria, que funciona en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) uno de los mayores centros clandestinos de la pasada dictadura militar argentina (1977-1983).
Huellas de las Malvinas
Aún aquí continúan reviviéndose las huellas de la importante movilización popular en todo el país al cumplirse 40 años de la guerra de Las Malvinas, y nuevas denuncias por las violaciones a los derechos humanos que se produjeron contra los soldados argentinos por parte de varios oficiales y suboficiales del ejército, una buena mayoría responsables de crímenes de lesa humanidad durante la dictadura.
Hasta hoy existe un manto de impunidad no sólo para los responsables de estas graves violaciones contra los soldados que estaban haciendo el servicio militar obligatorio y fueron llevados sin preparación a la guerra. En datos conocidos el sábado quedó expuesto cómo los dictadores amenzaron a las víctimas de que no debían denunciar ni mencionar estos sucesos, controlando a la “tropa” e incluso cuando ya se había instalado el proceso de recuperación democrática, las amenazas continuaban.
Esto y el trauma de la guerra y los maltratos llevó al suicidio a muchos de los sobrevivientes. Pero hace tiempo ya comenzaron las denuncias de ex combatientes que han sido elevadas a juicios para terminar con la impunidad y el encubrimiento de esos delitos. Hay más de cien militares denunciados por las agresiones tantos físicas como sicológicas, pero sólo se registran cuatro procesados, a pesar de que las violaciones son graves como el entierro hasta el cuello en pozos cavados por los mismos soldados, que también fueron estaqueados y dejados bajo el intenso frío desnudos, y otros obligados a meterse al mar helado y se usaron como picanas eléctricas teléfonos de campaña. Se denunció que cuatro soldados murieron desnutridos, sometidos al hambre y sus decesos figuraron como que habían sucedido “en combate”. Uno de ellos fue fusilado.
Los juicios han permanecido en cajones en los juzgados y se trata de presentarlos como delitos prescriptos, todo lo cual se agravó durante el gobierno del ex presidente Mauricio Macri, quien consideraba que recuperar las islas agregarían gastos al país.
La historia de uno de los testigos principales, Gerardo Roschge, fue contada en Página/12. Él tenía 18 años en 1982 y vivía en Córdoba “de donde lo trasladaron al regimiento de Infantería 8 en Comodoro Rivadavia ( sur del país). En una revisación previa a ser embarcado a Malvinas, un médico le encontró un soplo e indicó derivarlo al hospital, pero el jefe de la compañía se negó. Rompiendo el informe que pedía el traslado, acusó al joven de estar intentando desertar”.
Esto significó que Roschge quedara marcado para ser “corregido” lo que lo convirtió en una constante víctima de malos tratos.. “En el argot militar se llama “pozos de zorro” a los hoyos de un metro y medio de profundidad, que un techo con tierra y pasto disimula para evitar el bombardeo de los aviones enemigos. En esos pozos, en la línea más cercana al mar, Roschge pasaría la guerra”, señaló el periódico.
Entre las torturas aplicadas a este joven y a otros les hacían pasar hambre, a tal punto que desesperados y castigados por el intenso frío robaban provisiones. Su relato, el abandono que vivió en un pozo con un compañero que tenía graves problemas de salud, fue convalidado por los primeros ex combatientes que desafiaron el silencio impuesto por los jefes militares sobre todos estos hechos, pero cada vez se suman más voces. Roschge soportó castigos terroríficos y perversos, y cuando regresaron al país, fue retenido por el ejército, continuando bajo prisión mediante una serie de argucias.
Cuando 2015 fueron desclasificados los archivos secretos de Malvinas, los ex soldados, muchos de los cuales ya habían logrado organizarse para lograr justicia, encontraron documentación que prueba la responsabilidad del Estado en el ocultamiento de las torturas., y destaca que los servicios de inteligencia de la dictadura desplegaron su aparato para impedir las denuncias, haciendo seguimientos a los que intentaron hablar, amenazándolos, agrega Página/12.Mucho debió vivir el soldado Roschge hasta que le dieron la baja el 20 de mayo de 1987, “después de la escenificación de un juicio militar en el que las graves indisciplinas con que lo mantuvieron preso cinco años perdieron mágicamente toda importancia. ¿Existe una mayor demostración de poder?"