Las Torres de Nakagin, un conjunto residencial de apartamentos cápsulas que forma parte del patrimonio arquitectónico de Tokio, serán demolidas este mes, tras una larga batalla por salvar el conjunto.
Los propietarios de estos módulos ubicados en el emblemático y exclusivo barrio de Ginza –diseño del arquitecto Kisho Kurokawa e inaugurados en 1972– quieren salvar algunas partes de la estructura, pero la demolición está prevista para el 12 de abril, declaró Tatsuyuki Maeda, quien compró su habitáculo en 2010.
La estructura está compuesta por dos torres contiguas de 11 y 13 pisos de 140 cápsulas o departamentos que son minihabitaciones de 10 metros cuadrados distribuidas en torno a un pilar central con forma de lavadoras apiladas, que al paso de los años se hicieron muy famosas y son representativas de la capital japonesa.
Los módulos estaban diseñados para poder ser removidos de forma independiente y remplazarse cada 25 años, pero esto nunca ocurrió y el edificio se empezó a deteriorar, aunado al alto costo del alquiler en ese barrio, aunado a que Tokio se considera una de las ciudades más caras para vivir.
“Todavía no sabemos cuántas cápsulas podremos salvar, pero planeamos restaurar algunas partes deterioradas y renovarlas para enviarlas a museos”, contó Maeda.
Para él no es el final de este edificio y espera que las cápsulas puedan tener una segunda vida, ya que la agencia del arquitecto Kisho Kurokawa, fallecido en 2007, forma parte de este proyecto de conservación.
Maeda y otros propietarios han hecho campaña durante años para salvar el conjunto, que es un emblema de la concepción del Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, que se imaginaba como la “ciudad del futuro”.
Remplazar las cápsulas era prácticamente imposible, puesto que eso resultaría muy caro. Como cualquier departamento en esta ciudad donde son muy pequeños, el uso de 10 metros cuadrados era básicamente para pernoctar.
Con el tiempo ha dejado de ser funcional, pues tiene fugas en las tuberías de agua y drenaje, no circula el suficiente el aire y en el verano japonés son prácticamente imposibles de habitar si no se cuenta con aire acondicionado y suficientes recursos para cubrir el recibo de luz.
Los admiradores del proyecto expresaron su tristeza en las redes sociales, pero también su resignación.
“Era algo valioso, pero la demolición es la decisión correcta, ya que estaban muy deterioradas”, escribió un usuario de Twitter.
Afp