Nueva York. Por primera vez, trabajadores en un almacén de Amazon, ahora la segunda empresa más grande en número de empleados en el país, votaron a favor de sindicalizarse, un triunfo laboral con magnas implicaciones nacionales.
Con un conteo de 2 mil 654 sufragios contra 2 mil 131, los organizadores de los más de 8 mil 300 trabajadores del almacén y centro de distribución en Staten Island en Nueva York derrotaron los esfuerzos antisindicales de una de las empresas más poderosas del país, cuyo fundador, Jeff Bezos, es el hombre más rico del mundo.
Esta victoria local de asalariados de inmediato fue noticia nacional ya que tiene repercusiones no sólo al marcar la primera vez que trabajadores de esa empresa que ejerce su enorme poder sobre varios sectores de la economía hayan votado a favor de agremiarse, sino que establece el comienzo de una contraofensiva de la clase trabajadora después de años de derrotas y fracasos que han llevado a una tasa de sindicalización nacional de apenas 10.3 por ciento (7 por ciento en el sector privado), la cual está entre las más bajas en la historia moderna del país.
Aun más sorprendente es que la campaña por la organización de la clase trabajadora fue impulsada por una agrupación independiente local, el Sindicato Laboral de Amazon (ALU, por sus siglas en inglés) y no por uno de los gremios nacionales (aunque Unite Here y UFCW brindaron apoyo logístico y legal a los organizadores). ALU está promoviendo otra iniciativa para hacer lo propio en otro almacén del gigante de las ventas en Internet en esta misma ciudad, donde los comicios iniciales están programados a finales de este mes.
Chris Smalls, un ex empleado de Amazon en el almacén que aprobó sindicalizarse y que junto con otros colegas iniciaron la campaña solos, destapó este viernes una botella de champaña enfrente de las oficinas de la Junta Nacional de Relaciones Laborales encargada del conteo de los votos y brindó por “el primer sindicato de Amazon en la historia de Estados Unidos”.
Smalls también bromeó a decir que “queremos agradecerle a Jeff Bezos por irse al espacio porque mientras él estaba allá arriba, nosotros estábamos reclutando a trabajadores para el sindicato”.
Al mismo tiempo, está por definirse otro esfuerzo de más de un año para organizar un almacén y centro de distribución de Amazon en Alabama, impulsado por el sindicato nacional de trabajadores RWDSU, el cual ha enfrentado una ofensiva feroz de la empresa y la cúpula política y económica estatal, ya que esperan una segunda ronda de conteo de votos luego de que la primera fue declarada nula por autoridades federales por violaciones de normas por la empresa. Los resultados iniciales indican una derrota muy escueta del sindicato, pero aún falta resolver cientos de boletas disputadas, proceso que podría tardar algunas semanas más.
El voto directo para aprobar un sindicato es sólo un primer paso, por lo que estrategas laborales y expertos académicos pronostican una larga lucha antes de que la empresa ceda y acepte negociar un contrato colectivo. Amazon expresó que estaba “decepcionada” con el resultado e indicó que está evaluando sus opciones, entre ellas exigir la revisión de la legitimidad del proceso.
Analistas de asuntos laborales pronostican que el corporativo prolongará el proceso de formalizar un sindicato lo más posible con apelaciones y otras maniobras, y que el sindicato local necesitará de la solidaridad gremial.
Algunos sindicatos nacionales, entre ellos el RWSDU y los Teamsters, ya se están preparando para generar ese apoyo e impulsar la sindicalización de Amazon, cuya nómina supera el millón de empleados en Estados Unidos y 1.6 millones en el mundo. Varios expertos señalan que para el movimiento laboral sindicalizar a Amazon es “el premio mayor”.
Sin embargo, el triunfo en Nueva York y el concurso tan cerrado en Alabama podrían generar no sólo más iniciativas para sindicalizar a Amazon sino nutrir esfuerzos en otras corporaciones privadas que hasta ahora han fracasado, como en Walmart y Starbucks.
Por cierto, esfuerzos locales para sindicalizar algunas de las casi 9 mil tiendas de la cafetería en el país marcaron su primera victoria en diciembre al ganar mayorías a favor de un gremio en dos locales en la ciudad de Buffalo, Nueva York, seguida por una tercera, en Mesa, Arizona, en febrero.
Desde entonces, asalariados en más de 140 establecimientos de Starbucks en 24 estados han presentado solicitudes para realizar elecciones y agremiarse al sindicato independiente Trabajadores Unidos, que ahora está afiliado al masivo sindicato nacional de trabajadores de servicios (SEIIU, por sus siglas en inglés).
Starbucks, igual que Amazon, ha desplegado equipos especializados en frenar la organización de asalariados, invirtiendo millones en propaganda –en inglés y español–, y empleando tácticas que violan derechos laborales según los sindicalistas, incluyendo el despido injustificado y el arresto de activistas.
Los primeros esfuerzos por crear un frente de defensa de los derechos de los trabajadores de Starbucks fueron impulsados por Industrial Workers of the World (IWW), el histórico gremio anarco-sindicalista que encabezó algunas de las luchas laborales del país hace más de un siglo.