Si el gobierno estadunidense –cuyo enviado llegó a México en calidad de cabildero de las grandes firmas energéticas de su país, con el pretexto del “analizar el cambio climático”– y los empresarios nacionales –que un día sí y el siguiente también lloran y exigen “protección” de la Casa Blanca– saben contar, pues que no cuenten con más permisos de explotación en el sector nacional de la energía. Así de nítido, así de puntual.
En una reunión que se prolongó por cinco horas, el presidente López Obrador dijo al citado enviado, John Kerry, que “las nuevas solicitudes o permisos en trámite no se otorgarán –así de claro–, porque queremos lograr la autosuficiencia energética y fortalecer a Petróleos Mexicanos y a la Comisión Federal de Electricidad –también claro–, es decir, tendrán prioridad las empresas públicas por el bien del pueblo y de la nación”.
Eso sí, “se respetarán los permisos de importación que se entregaron a cinco petroleras para introducir combustible –esto fue en el sexenio anterior– bajo condiciones de precios justos y legalidad, es decir, no vender huachicol ni hacer contrabando” (las beneficiarias fueron Exxon, Valero, Shell, Tesoro, Koch), y “las mismas condiciones se aplicarán a todas las terminales de combustible que cuenten con los permisos para su operación e inicialmente se retirarán denuncias y se levantarán las clausuras existentes, como gesto de buena voluntad. No obstante, si hay actos de reincidencia vinculados al huachicol –porque por eso se han clausurado las terminales y por el contrabando–, el mal uso de permisos, se aplicarán sanciones penales, incluida la revocación del permiso. En los casos en que se hayan construido terminales sin permisos de las autoridades mexicanas -–imagínense hasta dónde estaban, hasta dónde llegaban, construir terminales sin permiso; cuando hablo de que México ya no es tierra de conquista a esto me refiero–, sólo podrá ofrecerse como opción el que Pemex, previo avalúo y en caso de necesidad, adquiera dichas instalaciones”.
En la mañanera de ayer, el mandatario dio un repaso sobre el “decálogo” del gobierno mexicano a la delegación encabezada por Kerry. Entre otros elementos, López Obrador invitó a las petroleras estadunidenses que tienen contratos para extraer petróleo y gas de México “que inviertan, pues con la reforma energética del sexenio anterior se otorgaron 112 concesiones para exploración y extracción de petróleo, y sólo están invirtiendo dos empresas, ninguna de Estados Unidos. Aun así no se han revocado contratos y se han otorgado las prórrogas solicitadas”.
En materia de generación de energía eléctrica, dijo, “tenemos propuesto un sistema mixto, en el cual la CFE genere 54 por ciento de la electricidad y el sector privado 46 por ciento. El 46 por ciento del mercado eléctrico mexicano representa un volumen de generación superior al de todos los países de América Latina, con excepción de Brasil. Sólo el 46 por ciento. ¿Dónde está la estatización, si estamos compartiendo el mercado? No se consideraría en este 46 por ciento a la generación de electricidad que se haya logrado con vehículos ilegales o no debidamente autorizados, de acuerdo con la sentencia del pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como de diversas observaciones de la Auditoría Superior de la Federación”.
No se trata, dijo López Obrador, “de una iniciativa estatista ni expropiatoria. ¿Por qué hablamos de esto de la resolución de la Corte? Porque están cancelados los llamados contratos de autoabasto, están declarados ilegales y no podemos violar nuestras leyes. Lo que se busca es rescatar a Pemex y a la CFE, por seguridad nacional y para mantener precios justos para los consumidores. Queremos evitar situaciones como la crisis que vivió Texas en 2021 debido a una tormenta invernal, o la que vive ahora España con un gran impacto para su población”.
Y de cereza, López Obrador “invitó” al partido tricolor a no olvidar que “la Comisión Federal de Electricidad fue creada por el general Lázaro Cárdenas del Río y que piense que Adolfo López Mateos nacionalizó en 1960 la industria eléctrica en beneficio de los mexicanos. Entonces, ¡cómo el PRI va a actuar en contra del ideario del general Cárdenas y de Adolfo López Mateos! ¿En qué se van a convertir?” Sin embargo, el problema no es a futuro, sino que forma parte del pasado inmediato y se vive en el presente: desde hace rato los priístas “se convirtieron”.
Las rebanadas del pastel
Que nunca se olvide: las Malvinas son argentinas.