Madrid. Los cebra mbuna (una especie de pez cíclido) y las rayas pueden sumar y restar uno de los números del uno al cinco, según demuestra un estudio publicado en la revista Scientific Reports.
Los resultados ponen de manifiesto que las capacidades numéricas de los peces están a la par de las de otras especies de vertebrados e invertebrados, de acuerdo con los autores.
La investigadora Vera Schluessel y sus colegas de la Universidad de Bonn (Alemania) probaron si ocho mbunas cebra (Pseudotropheus zebra) y ocho rayas de agua dulce (Potamotrygon motoro) podían ser entrenados para reconocer los colores azul, como símbolo de adición, y amarillo, como de sustracción, ambos por un factor de uno.
A los peces se les mostraban tarjetas con formas azules o amarillas y, a continuación, se les presentaban dos puertas que contenían tarjetas con diferentes números de formas, una de las cuales era la respuesta correcta.
Por ejemplo, si a un pez se le mostraba una tarjeta con tres formas azules, debía sumar uno a tres y nadar a través de una puerta que contenía la tarjeta con cuatro figuras. Si los peces nadaban por la correcta, eran recompensados.
Los investigadores descubrieron que seis de los mbunas cebra y tres de las rayas aprendieron a asociar sistemáticamente el azul con la suma y el amarillo con la resta. En término medio, el mbuna cebra lo aprendió tras 28 sesiones y las rayas tras 68.
En general, los peces obtuvieron buenos resultados en las tareas, aunque la adición se aprendió más fácilmente que la sustracción y el rendimiento de cada pez varió más entre los mbunas cebra que entre las rayas.
Durante las tareas de suma, el mbuna cebra seleccionó la respuesta correcta en 296 de 381 (78 por ciento) pruebas, y las rayas en 169 de 180 (94 por ciento). En las tareas de sustracción, el mbuna cebra acertó en 264 de 381 (69 puntos porcentuales) y las rayas en 161 de 180 (89 por ciento).
Aunque los autores especulan con la posibilidad de que las habilidades numéricas no sean muy importantes para ninguna de las dos especies, sugieren que éstas podrían ayudar a ambas a reconocer a los peces individuales por su aspecto, por ejemplo, contando las rayas o las manchas del cuerpo de los peces.
Los investigadores añaden que estos resultados se suman a un creciente número de pruebas que indican que es necesario revisar las capacidades cognitivas y la sensibilidad de los peces.