Kiev. Las fuerzas rusas bombardearon ayer la periferia de Kiev e Irpin, en el norte de Ucrania, un día después de que Moscú anunció que reduciría sus operaciones en la zona. El alcalde de Chernigov, Vladyslav Astroshenko, informó que los bombardeos rusos sobre su ciudad se intensificaron en las últimas 24 horas.
Occidente consideró que la medida rusa era una táctica de “reagrupación” ante las grandes pérdidas sufridas.
Tras casi cinco semanas de una invasión que no ha capturado ninguna ciudad importante, Rusia aseguró que iba a disminuir las operaciones cerca de Kiev y Chernígov “para aumentar la confianza mutua” en las conversaciones de paz.
La titular de derechos humanos del Parlamento ucranio, Liudmila Denisova, aseveró que Moscú no ha dejado de bombardear Chernígov y que atacó un centro de la Cruz Roja en Mariupol, sin dar informes de víctimas.
Astroshenko comentó que más de 100 mil personas estaban atrapadas en la ciudad con muy pocos alimentos y medicinas. Agregó que Rusia “miente”, pues no menguaron los ataques que, al menos ayer, aseguró, dejaron 25 heridos.
El Pentágono confirmó que las fuerzas rusas comenzaron a retirarse de las instalaciones de la extinta central nuclear de Chernobil, tras tomar el control el 24 de febrero, mientras comenzaron a alejarse de Kiev.
“Chernobil es otra zona donde Rusia está comenzando a reposicionar a algunas de sus tropas, alejándose de sus instalaciones y entrando a Bielorrusia”, dijo la fuente.
El ministerio ruso de Defensa anunció un cese del fuego local, a partir de hoy a las 10 de la mañana en Mariupol para sacar a civiles, con la intención de abrir un corredor humanitario hacia la ciudad de Zaporiyia. “Para que esta operación humanitaria tenga éxito, proponemos realizarla con la participación directa de representantes del Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) y del Comité Internacional de la Cruz Roja”. Sin embargo, la mañana de ayer se oyeron bombardeos en Kiev y sus suburbios.
Volodymir Zelensky, presidente de Ucrania, dejó claro que no confía en lo que dice el Kremlin. Su asesor, Oleksiy Arestovych, afirmó que Moscú desplazó a algunas fuerzas del norte de Ucrania al este, tratando de rodear al principal contingente emplazado en esa región. Algunos rusos se quedarían cerca de Kiev para contener a las fuerzas ucranias, aseguró.
Alrededor de una cuarta parte de los ucranios han huido de sus hogares. La Organización de Naciones Unidas detalló ayer que la cifra de desplazados ya superó 4 millones. Más de la mitad de esos refugiados son niños.
En la última semana, las fuerzas ucranias han hecho importantes avances al recuperar ciudades y pueblos en las afueras de Kiev, rompiendo el asedio de la ciudad oriental de Sumy y haciendo retroceder a las fuerzas rusas en el suroeste.
El Pentágono señaló que Rusia ha empezado a alejar un número muy pequeño de tropas de las posiciones alrededor de Kiev, y describió el movimiento como un “reposicionamiento” más que una retirada.
“Todos debemos estar preparados para ver una ofensiva mayor contra otras zonas de Ucrania”, alertó el portavoz del ejército estadunidense John Kirby en una sesión informativa. “No significa que la amenaza a Kiev haya terminado”.
Moscú ha dicho que su principal objetivo ahora es el sureste de Ucrania, la región del Donbás, donde trata de capturar más territorio para los separatistas.
Ayer, las fuerzas rusas bombardeaban casi todas las ciudades a lo largo de la línea del frente de la región, mencionó el gobierno de Donietsk. Moscú afirmó haber destruido dos almacenes del ejército ucranio en dicha zona.