En la exposición virtual Bibliografías, abierta ayer, el Museo Nacional de la Estampa (Munae) exhibe los únicos cinco grabados que Rafael Cauduro ha realizado, en los que retoma temas bíblicos y los trae al presente, así como dibujos de ángeles vengadores y autorretratos en los que el artista se representa como el Cristo muerto de Hans Holbein.

Los temas religiosos son una constante en la producción del artista mexicano, “es un fantasma que de manera catártica va expresando, por eso tenemos tantos temas bíblicos en su obra”, dice la curadora Alesha Mercado.

“Hay un núcleo dedicado a los ángeles; Cauduro nos invita a ver y cuestionar si éstos son seres prístinos, piadosos y bondadosos. O, como él los ve, porque así lo aprendió de la Biblia, son vengadores que cumplen designios fatales o en contra de la humanidad, como lo mostró en la serie de Sodoma y Gomorra, que es bastante escalofriante.”

A este episodio, en el que por mandato divino se destruyeron con fuego y azufre dos ciudades como castigo al pecado, dedica uno de cinco grabados de la serie Bibliografías. El resto son “escenas de historias casi tan viejas como la humanidad. Sabemos que los relatos bíblicos, y en particular los del antiguo testamento, vienen de mucho más atrás, y han sido retomadas por Cauduro como una reflexión. Es la parte más interesante”, explica sobre los trabajos en aguafuerte y aguatinta realizados en 1988.

La especialista apunta que un gran reto ha sido entender por qué hizo sólo estos cinco grabados, “lo atribuyo a que Rafael es un artista superinquieto y durante sus años de trabajo iba más por la experimentación que por técnicas ya conocidas. Accedió a hacer estos grabados ante una petición de su entonces galerista y fue además con un fin filantrópico”.

Con esta exposición en la plataforma Flickr, el Munae se une al homenaje al prolífico artista con motivo de sus 50 años de trayectoria, que incluye la retrospectiva Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro) en el Colegio de San Ildefonso. Revestido por los más grandes muralistas mexicanos, el recinto dedica las galerías en la planta baja al maestro contemporáneo de esta técnica monumental.

En la selección para la galería digital también “vamos a ver muchos de sus bocetos. Es toda una oda al uso del lápiz o del grafito donde sí los dejó sin color”, detalla Mercado, quien trabajó en el estudio en Cuernavaca del pintor de 72 años para revisar su producción, que ha abarcado murales, óleos, vidrio, escultura, collage, dibujo y caricatura.

Ahí encontró una carpeta que contenía los grabados de Bibliografías, “es un artista muy ordenado”, así que no fue difícil.

En el recinto en Justo Sierra detalló: “La rebeldía de Cauduro se manifiesta de manera importante en los temas religiosos. Educado en escuelas católicas, utilizó el arte de catarsis. La serie de Sodoma y Gomorra ilustra además de los horrores del pasaje, a los ángeles, tan característicos del artista: bellos y perversos, cumpliendo la sentencia de Dios”.

Los grabados, aunque únicos por la técnica empleada, tienen una continuidad con el resto de su trabajo, opina Mercado, que nos hace reflexionar sobre cuestiones contemporáneas. Describe, por ejemplo, la pieza sobre las tablas de la ley, “que es fascinante”, con un Moisés barbado, pero en la parte más al fondo hay un trazo sobre una lucha laboral o campesina.

“Se conecta con estos temas bíblicos en un proceso catártico de ver, plasmar y reinterpretar”. En otro de los grabados, sobre Raquel, quien hurtó los ídolos de su padre, ha plasmado una estatuilla sobre una silla y un periódico, que lo vuelve muy contemporáneo.

El Munae difundió sobre la muestra que alberga en su espacio virtual: “Las Bibliografías son una especie de condensación de todo lo que hasta el momento el autor había producido. Se reconoce en ellas su sello estilístico: la marca del hiperrealismo (aunque él nunca se ha identificado con ese término), los meses en Nueva York –donde empezó a representar el tiempo como superposiciones de elementos sobre los muros–, las huellas de los cuerpos dejadas a manera de impronta en el espacio y los trampantojos”.

En el caso de los dibujos, la historiadora del arte seleccionó temas religiosos por la proximidad con los temas bíblicos de los grabados. “Tiene muchos bocetos de Cristo, imagen que repitió reinterpretada de muchas maneras. Y no sólo eso, hay otra capa de profundidad: Rafael representándose en numerosas ocasiones en su propia pintura como el Cristo muerto de Hans Holbein. Se dibujó así de manera muy obsesiva, cuestionando su propio momento de muerte. En la exposición del Munae también veremos una fotografía de Cauduro en esta posición”.