Tras la crisis por la pandemia de covid-19, la educación superior en América Latina y el Caribe enfrenta nuevos retos, entre los que está la mejora de la calidad de la educación y su pertinencia para dotar a los futuros profesionistas de las herramientas para el futuro.
Se trata, dijeron especialistas en el tema, de dos elementos que deben ser garantizados por los gobiernos y las instituciones de este nivel académico.
Durante el foro virtual Los frutos de la educación superior: hacia la III conferencia mundial de ese nivel de la Unesco, organizado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) y la organización Kairós, los expertos coincidieron que la crisis sanitaria por el covid-19 acentúo el acceso desigual a una formación de calidad.
Anna Barrera Vivero, integrante de EU-LAC Foundation, indicó que actualmente los jóvenes universitarios se forman en sistemas superiores que no necesariamente están preparados para darles las soluciones de hacer frente a la incertidumbre que hoy enfrenta el mundo.
Planteó que la pandemia agudizó una situación que ya se daba con anterioridad, como el acceso desigual a una educación superior de calidad. “Esto ha implicado pérdidas de aprendizaje y deserción. Cuando (este nivel) es para muchos una expectativa para la movilidad social”.
Sandra Regina Goulart Almeida, rectora de la Universidad Federal de Minas Gerais de Belo Horizonte, Brasil, remarcó que la educación superior no puede pensar en el mañana sin analizar el futuro de las naciones de la región a fin de hacerlas más justas, ecuánimes y, sobre todo, con más posibilidades. De ahí que “tenemos que garantizar una educación superior de calidad e inclusiva, y no mercantilizada”.
Este nivel académico, aseveró, es la apertura para la consolidación de otros derechos de los ciudadanos. “La educación superior es un instrumento poderoso de inclusión social y un medio de disminuir las desigualdades históricas que se sufren en nuestra región”.
Francisco Telémaco Talavera Siles, rector de la Universidad Nacional Agraria de Nicaragua, señaló que la educación del futuro debe estar estrechamente vinculada a qué sociedad se desea del futuro.
La situación por el covid-19, afirmó, empeoró problemáticas como pobreza extrema, marginación, racismo y xenofobia, a lo que se suma el cambio climático y la agudización de la violencia. “La educación superior tiene una responsabilidad (para atender estas crisis) porque el mundo tiene un grave problema de valores”.