La Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) llamó a “no descartar la posibilidad de una crisis alimentaria” en América Latina y el Caribe derivada de la guerra en Ucrania y de la pandemia. Por ello, llamó a los Estados a tomar las decisiones pertinentes para evitarlo.
Al abrir este lunes los trabajos de la 37 conferencia regional de la FAO, Julio Berdegué, delegado de esa agencia para América Latina y el Caribe, señaló que 267 millones de personas, 40 por ciento de la población de la región, enfrenta condiciones de inseguridad alimentaria moderada o grave. “Cifras escalofriantes y moralmente inaceptables”.
Si bien la pandemia de Covid-19 empujó a 60 millones de personas adicionales a esa condición (para sumar las actuales 267 millones), dijo, no se puede culpar exclusivamente a la crisis sanitaria debido a que el hambre en Latinoamérica y el Caribe venía avanzando desde 2015.
En la región hay hambre no por la falta de comida o porque los agricultores hagan su tarea, sino “porque hay demasiada desigualdad y pobreza”.
En los peores momentos de la pandemia, destacó el especialista, los sistemas agroalimentarios latinoamericanos y caribeños cumplieron “con la hazaña” de mantener el abastecimiento de alimentos.
“La región juega un papel irremplazable en la seguridad alimentaria global. Produce alimentos para satisfacer las necesidades calóricas de alrededor de mil 300 millones de personas, es decir uno de cada seis habitantes del planeta. (Pero) para mantener su contribución dentro de 28 años, América Latina y el Caribe deberá ser capaz de alimentar a 300 millones de personas adicionales. Es una enorme tarea sobre los hombros de 22 millones de agricultores, ganaderos, pescadores y acuiculotores, la inmensa mayoría de los cuales son productores familiares de pequeña y mediana escala”.
Aunque no sólo es el hambre lo que azota la región, también existe lo que definió como “la pandemia de malnutrición”, expresada en una obesidad que se presenta en uno de cada cuatro adultos y el sobrepeso en uno de cada 13 niños menores de cinco años.
“Alimentarse saludablemente en América Latina, y en especial en el Caribe, es mucho más caro que comer mal”, dijo Berdegué ante representantes del ramo de las naciones de la región durante el foro, realizado en Quito, Ecuador, y que se pudo seguir vía virtual.
La situación en los campos en la región planteó, es compleja: 82 por ciento de quienes trabajan en la agricultura y la pesca lo hacen en condiciones de informalidad; las mujeres rurales viven “condiciones inaceptables de exclusión” y sin derechos efectivos; los pueblos originarios y afrodescendientes siguen sufriendo discriminación y exclusión que los tienen en los peores indicadores sociales; las y los jóvenes encuentran pocas oportunidades de desarrollo en el campo, llevándolos a migrar, lo que genera sociedades rurales en condiciones de envejecimiento que las ponen en riesgo.
Para mantener la vigencia y dinamismo de los sistemas agroalimentarios latinoamericanos y caribeños, apuntó el representante de la FAO, será necesario cumplir tres prioridades que ya se han delineado en la estrategia de la oficina regional de esta agencia de las Naciones Unidas para los siguientes años.
Éstas son: concretar sistemas agroalimentarios sostenibles que proporcionen dietas saludables a toda la población, impulsar sociedades rurales prósperas e inclusivas y propiciar una agricultura sostenible y resiliente.