El reciente aumento de los precios de los alimentos y la energía “podría afectar de manera desproporcionada a los hogares más pobres”, aumentar el hambre e inseguridad alimentaria y profundizar las brechas de desigualdad, expone un estudio del Banco Mundial.
Eso se debe a que los hogares de más bajos ingresos en las economías emergentes y en desarrollo gastan aproximadamente 50 por ciento de sus ingresos en alimentos, mientras la clase alta destina sólo 20 por ciento a este fin, detalla.
El artículo ya divulgado por laInstitución Brookings apunta que algunos de los hogares que viven por debajo de la línea de pobreza se pueden beneficiar de dicha alza porque suelen depender de recursos no monetarios, como la agricultura de subsistencia, que es menos vulnerable a la inflación.
“En una economía en desarrollo promedio, más de la quinta parte de las familias que se encuentran alrededor o por debajo de la línea de pobreza son vendedores netos de alimentos, por lo que el alza de los precios podría ser positiva para ellos.
“No obstante, la mayoría de la población de las naciones en desarrollo siguen siendo compradores netos de bienes básicos, por lo que los aumentos de los costos de las canasta básica tienden a multiplicar la pobreza en general”, acotó.
La publicación subraya que en más de la mitad de las economías que se fijan topes de inflación, ésta se encuentra por arriba de dicho rango y ese incremento suele mermar los salarios y los ahorros reales, con lo cual se genera precariedad en la subsistencia.
“En el caso de regiones de poder adquisitivo bajo, las interrupciones en la proveeduría de suministros, así como el alza de los precios podrían provocar un aumento de la población en condiciones de sufrir hambre, y la inseguridad alimentaria ”, advirtió.
Se debe, en parte, a que en tiempos de crisis económicas las familias en condiciones de precariedad a menudo carecen de acceso a productos financieros que les protejan contra la inflación; mientras los de altos ingresos suelen remplazar fácilmente los bienes de mayor calidad; así como aprovechar descuentos y realizar compras al por mayor.
“La elevada inflación, en síntesis, tiende a empeorar la desigualdad o la pobreza porque afecta más a los ingresos y los ahorros de los hogares más pobres o de medianos ingresos que a los ricos.
“Las familias que recientemente han escapado de la pobreza podrían caer de nuevo en esta situación debido a la intensa inflación.”