Con el ábaco en la mano y sufrimiento extremo, el panorama del Tri se esclarece. Con dramatismo y después de casi una hora de juego, México se impuso a Honduras y aseguró repechaje. El miércoles ante El Salvador un empate le puede conceder el boleto a Qatar en un trayecto que ha sido penoso. De nuevo, se llegó al punto donde no importa el cómo, la única meta es lograr el pase al Mundial sin enmendar los errores del pasado, yendo en el camino a los tumbos, con caídas inverosímiles y bochorno, pero sobre todo exhibiendo inoperancia.
¿El quinto partido? ¡Con Gerardo Martino ni pensarlo!, el equipo no da para soñar. Pero, nadie lo dude, será para 2026, cuando estemos como en casa, cuando el gigantismo de la FIFA esté en marcha con 48 selecciones y brinde la oportunidad ¡entonces habrá hasta séptimo juego!... Sin embargo, no es momento de amargarse con simplezas ni de perder el optimismo, la fiesta para las televisoras se acerca, negocio firme a la vista: a vender todo lo comercializable rumbo a Qatar 2022.
Para el público los sinsabores. México hizo el ridículo ante Estados Unidos y la afición sacó desde lo más profundo de su enojo el grito de “eh puto”. Fue lanzado en el Coloso de Santa Úrsula para castigar a los federativos que han priorizando desde hace años el aspecto económico. Incluyen para sí algunos viajes que suenan a paseos, como el que realizaba Yon de Luisa cuando detonó la violencia en el estadio La Corregidora, había ido al viejo continente, dijo, para hablar con los jugadores “europeos” de cara a la actual fecha FIFA.
El jueves ante Estados Unidos esos jugadores apapachados, vacas sagradas, no dieron una, traían la puntería extraviada porque las piernas eran como hilachos endebles, el aire que respiraban parecía envenenarlos, jugaban bien sólo a impulsos, por instantes. La teoría se confirma, hace falta un plantel todo terreno conformado con elementos de la Liga Mx, habituados a las condiciones ambientales de la capital del país, quizás por eso Guillermo Ochoa fue de lo rescatable.
Llegó la atinada decisión de poner a Johan Vásquez en la defensa central. El mérito no es de Martino, o quizás sí por dejar por fin de lado su terquedad, pero la zaga central es obra de Jaime Lozano, orquestada hacia los Juegos Olímpicos de Tokio y que le valió al ex puma ser exportado al Génova. ¿Qué tal se vería el Jimmy en el Tri mayor? ¿Acaso no es eso lo que proclaman los expertos?, el tránsito natural tanto de un jugador como de un técnico de olímpico al máximo equipo... Candidatos de remplazo hay.
Increíble, absurdo y ofensivo el resoplido de alivio en el cuerpo técnico porque no se perdió como local frente al equipo de las barras y las estrellas. Patético que el auxiliar Jorge Thailer señale que la única aspiración es conseguir el boleto a Qatar, no importa si como tercer lugar o de panzazo en la repesca. Pero más indignante es que los federativos no ubiquen y exijan a ese cuerpo técnico. No hubo de otra, el público tomó cartas en el asunto y entonó a todo pulmón el “¡fuera Tata!”.
Martino tiene razón, ningún partido de futbol, equipo o un Mundial vale la pena para arriesgar un ojo ni la salud; que el mundo diga misa, él sabiamente prefirió no meterse en honduras. Y como decía Enrique Ojitos Meza, “los técnicos están como loquitos gritando desaforados en su área técnica en cada partido ¿para qué?, no vas a pedir en ese momento lo que no has trabajado”, así pues, si Martino no trabajó nada, aunque hubiera ido a Honduras.
En esa tónica se vivió el partido en San Pedro Sula, el tricolor careció de ideas y variantes para superar a la aplicada defensa catracha; finalmente, los hados bondadosos vinieron en su ayuda en la recta final con la anotación de Edson Álvarez, pírrico 1-0, pero suficiente... Pase lo que pase el miércoles en el estadio Azteca ante La Selecta, Martino se tiene que ir, que se ocupe de su salud y ceda el timón a un técnico que esté al cien y, sobre todo, con mayor empatía tanto con el equipo como con el público.