El documento histórico firmado por Benito Juárez e Ignacio Zaragoza en 1861, que recibió el presidente Andrés Manuel López Obrador el sábado pasado, tiene un significado simbólico en torno a la construcción de la identidad nacional y el compromiso en la defensa de la soberanía, coincidieron historiadores.
En un contexto de presión internacional y en la víspera del aniversario 160 de la victoriosa batalla de Puebla contra el ejército francés, Marco Velázquez y Paco Ignacio Taibo II expresaron su opinión a La Jornada sobre el texto que fue entregado por el gobernador poblano, Miguel Barbosa.
Se trata de un documento excepcional, pues pocos reúnen las rúbricas de ambas figuras históricas. No se reveló a qué fondo pertenecía.
Zaragoza fue ministro de Guerra y Marina del 13 de abril al 5 de diciembre de 1861. En la campaña contra el contingente francés, enfermó del tifus, padecimiento por el que murió el 8 de septiembre de 1862.
El catedrático Marco Velázquez, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), mencionó que, aunque le faltan detalles sobre el documento, existe una cuestión simbólica interesante, pues “viene a reforzar muchas de las visiones históricas que tiene el mandatario”.
López Obrador destacó en un mensaje que la importancia del escrito radica en que “un año después el general Zaragoza enfrentaría en Puebla a los franceses y enviaría el famoso e histórico telegrama que decía: ‘Las armas mexicanas se han cubierto de gloria’”.
El escrito original está firmado por el entonces presidente Juárez y su ministro de Guerra, Ignacio Zaragoza, el primero de mayo de 1861, en el que nombran subteniente de la segunda batería del batallón de artilleros a Manuel Cortés.
El historiador Paco Ignacio Taibo II resaltó que poco después Zaragoza renunció a su encargo de ministro de Guerra, para dirigir la División de Oriente en acuerdo con Juárez: “Se hizo descender en la escala de poder, de la estructura, para estar en la primera línea de combate.
“Qué bien que le dieron el documento, pero lo interesante es destacar que el militar renuncia y se va como director de la División de Oriente para estar en la primera feria de combate, en el repliegue desde Veracruz, en Maltrata, y luego en la batalla del 5 de mayo.”
El titular del Fondo de Cultura Económica sintetizó: “Si no planteamos el debate permanente de la historia, se nos olvida de dónde venimos, quiénes somos y adónde vamos”.
Marco Velázquez hizo énfasis en que “existen dos cuestiones que hay que separar: el acto político, que tiene relevancia, y el contenido histórico y su significado en términos actuales.
“La lucha por la identidad es una vieja aspiración del pueblo mexicano y también, por qué no decirlo, hasta de sus propias élites. Sobre todo, en este contexto, cuando un área militar de Estados Unidos informa que en México hay muchos espías.”
Ese país, sostuvo, “está presionando permanentemente sobre cómo concibe la ‘autonomía’ de México. Entonces, si nos remontamos al siglo XIX, está construida una identidad a sangre y fuego, que tiene en Puebla un referente fundamental, cuando Zaragoza y Jesús González Ortega defienden la ciudad, en un caso victorioso y, en el otro, aunque no es victorioso, sí es histórico y tiene su parte épica indiscutible”.
Velázquez opinó que “la construcción de la identidad de México, en el contexto nacional y mundial, ha sido larga, muy compleja, y el pueblo de México tiene una historia verdaderamente épica, porque ha sido atacado por la, en su momento, naciente potencia de Estados Unidos, y Francia, apoyada por Bélgica y por lo que quedaba del imperio austrohúngaro.
“Por tanto, hoy, reafirmar la identidad, la soberanía y el derecho que tienen los mexicanos a tomar sus decisiones es fundamental. Eso es lo que está expresando el presidente, sobre todo en el contexto de la guerra actual, pues estamos viendo una guerra mediática de proporciones globales, unidireccionales.
“México mantiene una línea política correcta: no estamos en favor de las invasiones, pero tampoco nos sumamos al carro de la rusofobia y, al mismo tiempo, conserva los principios de soberanía, de resolución pacífica de los conflictos y de solidaridad con los pueblos. ¿Qué más queremos? Ya que tenemos encima a estos cuates en casi 3 mil kilómetros de frontera, los principios de identidad de México son su defensa y su cimiento, en términos de un contexto internacional.”