Atenas. La guerra en Ucrania se está utilizando para prohibir y sancionar a cualquier medio que no siga la narrativa de la OTAN, asegura Hüseyin Dogru, cofundador y director de Redfish, la multilaureada creadora de contenidos digitales.
En Europa y Estados Unidos se está privatizando la censura –explica–. Existe una puerta giratoria entre las grandes plataformas de redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter, Google y TikTok), los gobiernos occidentales y la OTAN. En nombre de la lucha contra la desinformación se reprime a los medios críticos.
Aunque la censura contra Redfish es anterior a la invasión rusa a Ucrania, se ha intensificado enormemente desde entonces, detalla Dogru. Sus contenidos están prohibidos a nivel mundial y en Facebook e Instagram sus cuentas están bloqueadas en la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido. A pesar de informar ampliamente sobre las protestas contra Putin, todas las plataformas los etiquetaron falsamente como “medios controlados por el Estado ruso”.
En entrevista exclusiva con La Jornada, Hüseyin Dogru narra en qué consiste esta censura.
–¿Qué es Redfish? ¿Es una canal de televisión? ¿Es una productora de contenidos? ¿Quién es su público? ¿Qué tan numeroso es?
–Fundamos Redfish en 2017 con periodistas de diferentes medios de comunicación. Nuestra audiencia son los pueblos oprimidos de todo el mundo, cuyas historias son completamente ignoradas o marginadas por los medios occidentales. Hacemos reportajes de izquierda radical y documentales en video independientes de partidos, gobiernos o empresas. Hacemos documentales desde el punto de vista de los oprimidos y para mostrar la realidad en que la mayoría de las personas en todo el mundo se ven obligadas a vivir. Nuestro objetivo era y es mostrar la vida y la lucha de la gente desde su perspectiva y crear una plataforma donde tengan oportunidad de hablar de su vida.
“Cuando miramos a América Latina o al Medio Oriente, vemos muchos activistas y movimientos progresistas. Nuestro objetivo y el estándar que aplicamos en cada documental que hicimos y haremos es difundir lo que ellos hacen.
“En los últimos cinco años, este trabajo ha sido reconocido por millones de espectadores y seguidores en todo el mundo, especialmente en América Latina. Nuestro trabajo ha sido premiado en múltiples festivales de cine y también, por ejemplo, por la Academia Internacional de Artes y Ciencias Digitales.”
–¿Es Redfish un instrumento de propaganda rusa? ¿Por qué los censuran?
–De una forma u otra, Redfish estaba siendo censurado antes de la invasión rusa por las principales plataformas de redes sociales. En Twitter, se nos ha prohibido tener una cuenta verificada o comercial casi desde el momento en que lanzamos nuestros contenidos. Esto limita lo que podemos publicar allí. En Facebook e Instagram, nuestras cuentas han sido eliminadas y luego sujetas a prohibiciones extremas, que limitan artificialmente el alcance de nuestros materiales.
“En todas las plataformas nos etiquetaron falsamente como ‘medios controlados por el Estado ruso’, lo que provoca que la visibilidad de nuestro contenido sea restringida. Afirman que hemos sido sancionados por violar alguna de sus reglas. Pero somos muy cuidadosos y nos asegurarnos de no romperlas. Nunca brindan evidencia de sus acusaciones. Tampoco ofrecen la oportunidad de apelar.
“A pesar de esto, pudimos hacer crecer significativamente el número de seguidores efectivos. Nuestros lectores interactúan constantemente con nuestro contenido a un ritmo mucho más alto que las principales plataformas de medios como la BBC, Vice News, Deutsche Welle, etcétera.
“Desde la invasión rusa, las medidas de censura a las que hemos sido sometidos han llegado a niveles extremos. En YouTube estamos prohibidos a nivel mundial y en Facebook e Instagram nuestras cuentas están bloqueadas en la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido. No hemos recibido ninguna explicación de por qué hemos sido prohibidos/restringidos, ni nos han permitido apelar la decisión.
“Sólo podemos asumir que estas medidas son el resultado de la política desarrollada dentro de la Unión Europea durante los últimos cinco años, en las que aplican medidas enérgicas contra los medios que critican a los gobiernos occidentales y las corporaciones con las que están en la cama, bajo el pretexto de luchar contra la ‘desinformación’.
“Dos ejemplos: el director global de Política de Contenido de Facebook, Mark Smith, fue asesor del comandante adjunto de la OTAN. El director de Seguridad y Confianza Pública de Google, Ben Randa, fue el planificador estratégico y oficial de información de la OTAN. Hay muchos casos como éstos. La Unión Europea parece externalizar su estrategia a estas plataformas que no están sujetas al escrutinio público, pero, por supuesto, sus instituciones sí lo están. Ésta es la privatización de la censura.
“En segundo lugar, afirman que somos parte de un ‘ecosistema de desinformación’. La evidencia que ofrecen es un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos que está lleno de inexactitudes básicas. Por ejemplo, señalan que estamos registrados en la misma dirección que nuestra empresa matriz, Ruptly. Sin embargo, esto nunca ha sido así y es fácil de verificarlo a partir de los registros públicos alemanes.
“La Unión Europea ha estado trabajando muy de cerca con las grandes plataformas de redes sociales, el aparato de seguridad del bloque y la OTAN para diseñar una estrategia contra la ‘desinformación’. Cuando lees sus informes y propuestas, resulta claro que pueden clasificar como desinformación cualquier cosa que, según ellos, ‘socava la legitimidad’ de la Unión Europea y los gobiernos de los estados miembros.
“Sorprendentemente, lo que en realidad ha estado sucediendo no se informa y es muy peligroso. La prensa y los ciudadanos europeos deberían estar muy preocupados por esto, así como por la militarización de la política de medios que ha designado a la ‘desinformación’ como parte de una ‘amenaza híbrida’ a la democracia europea. Este término no es más que un eufemismo para referirse a una ‘amenaza a la seguridad nacional’.
“La UE condena a los gobiernos que califica de ‘autoritarios’ por usar la seguridad nacional como pretexto para reprimir a los medios críticos, pero hace exactamente lo mismo.”
–¿Cómo ha afectado la guerra de Ucrania a este trabajo informativo?
–La guerra en Ucrania se está utilizando para prohibir y sancionar a cualquier medio que no siga la narrativa de la OTAN. Hoy somos nosotros y cualquier medio de comunicación relacionado con Rusia, pero pueden estar seguros de que estas tácticas y la represión de la libertad de prensa, información y de expresión se utilizarán en el futuro contra todos los medios críticos.
“En los cinco años de existencia de Redfish, no hemos tenido una conversación editorial con nuestra empresa matriz Ruptly. Nuestro equipo editorial y nuestros trabajadores independientes son una amplia variedad de periodistas, en su mayoría antifascistas, socialistas, comunistas y anticapitalistas. Nuestro equipo es crítico con el capitalismo, ya sea ruso, europeo, estadunidense, indio, etcétera.
“La afirmación de que estamos controlados por el Kremlin es, por un lado, una difamación sin fundamento alguno. Y, por otro, un pretexto útil para reprimir nuestra labor crítica.
“Durante nuestra cobertura de la guerra en Ucrania mencionamos tantas veces las palabras guerra e invasión que técnicamente deberíamos ser condenados a más de 100 años de prisión. Cubrimos protestas contra Rusia en Rusia, cubrimos protestas pro-Navalny en Rusia y hoy cubrimos manifestaciones contra la guerra en Rusia. En nuestros informes y documentales somos más críticos con Rusia que la mayoría de los medios de comunicación occidentales con Occidente.
“La única propaganda que hacemos es contar la historia y la resistencia de los oprimidos contra la clase dominante. La única propaganda que hacemos es decir la verdad de que el norte global ha estado explotando al sur global durante siglos. La única propaganda que seguiremos haciendo es decir que otro mundo es posible. En este sentido somos culpables. ¡Sí!, lo somos.
“Como dijo George Orwell, ‘en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario’. Es por eso que no tenemos otra opción más que decir la verdad y seguir haciendo nuestro trabajo como periodistas, para asegurarnos de que las voces de los oprimidos no sean silenciadas.”