El grito surgió en La Candelaria, barrio caraqueño conocido por sus restaurantes españoles, y retumbó en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe: “¡Chávez vive!”, gritaron allá. “¿La lucha sigue!”, respondieron en el auditorio de la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM).
La ocasión, un foro organizado por la embajada venezolana en nuestro país, la alcaldía y la Coordinadora Mexicana de Solidaridad con Venezuela bajo el nombre de Estado comunal y poder popular.
La voz cantante la llevaron Noris Herrera, comunera que hasta hace unos meses ocupaba la cartera de las comunas en el gobierno de Nicolás Maduro, y el comunero Carlos Rivas, especialista en planificación.
El chavismo ha presentado a las comunas como uno de sus grandes aciertos en materia de organización popular. La primera fue creada en 2012 y actualmente existen, según Herrera, 4 mil 200 en todo el territorio venezolano.
Para decirlo esquemáticamente, se trata de una fórmula de “autogobierno” y democracia directa mediante el cual los habitantes tienen derecho a definir y llevar adelante políticas públicas en un territorio determinado. O, como ha dicho el ex ministro Reinaldo Iturriza, “la comuna no es otra cosa que la oportunidad de vivir mejor, de vivir una vida que nos guste, que merezca la pena ser vivida”.
Los organizadores mexicanos recordaron que Herrera suele decir que ella no fue alta funcionaria de un gobierno, sino apenas “una comunera que fue ministra”. Actualmente, ella preside FundaCaracas, órgano de la alcaldía de esa ciudad que se enfoca en asuntos de vivienda e infraestructura urbana.
Con esas credenciales, Herrera expuso que “revolucionar es permanente” y la “nueva etapa de transición al socialismo” demanda “desechar lo que no nos ha permitido avanzar”. Agregó que las comunas –en cuyos consejos 65 por ciento son mujeres– consiguieron, de la mano del gobierno, que Venezuela tenga “la tasa de mortalidad más baja de Latinoamérica” en la pandemia de covid-19; además, en su país ya existen “más de 300 ciudades comunales”.
A distancia, Rivas expuso que debieron asumir el reto de que en América Latina no hay una cultura de la planificación, y expuso algunos elementos del sistema de planificación estratégica comunal.