“Yo soy de pueblo, me crié en el campo; sé lo que son los árboles, amo los árboles, aprendí a proteger la flora, la fauna. No somos destructores, o sea, que no nos confundan”, dijo a la prensa el presidente Andrés Manuel López Obrador al hacer un recuento de la política ambiental de su gobierno.
A propósito de una campaña mediática contra el Tren Maya, el mandatario subrayó que la península de Yucatán ha estado abandonada por décadas –salvo Cancún y una parte de la Riviera Maya– y, precisamente, el tren pretende llevar desarrollo a la región.
Puntualizó que se está abriendo una brecha de 50 kilómetros en terreno no selvático (dentro del proyecto del Tren Maya, que abarca mil 500 kilómetros) y a cambio van a plantarse en toda la región 200 mil hectáreas de árboles; además, en las inmediaciones de las vías serán sembradas hileras de árboles que dan flor.
Informó que en la Riviera Maya su gobierno trabaja para la habilitación de tres parques naturales, uno en Tulum, de más de mil hectáreas, buena parte de estos terrenos comprados por la Federación al gobierno estatal que se conectarán con el aeropuerto de la Marina, donde se hará el Parque del Jaguar.
Además de esa reforestación general, también cerca de ahí su administración compró 2 mil 200 hectáreas donde se creará el “Nuevo Uxmal”, que se va a bardear para contribuir a la conservación del medio ambiente; este último proyecto está a cargo del Ejército.
Adicionalmente, se ampliará la reserva natural de Calakmul con alrededor de 10 mil hectáreas.
López Obrador reprochó la “deshonestidad” de artistas, científicos e intelectuales o personajes famosos que hoy participan en este tipo de videos contra el tren, pero no presentaron una sola denuncia ante los episodios que han dañado los recursos naturales.
Citó como ejemplo la erosión de un tramo en Playa del Carmen, Quintana Roo, por parte de la minera Cálica, de capital estadunidense, que por lustros –desde finales del sexenio de Zedillo, en el año 2000– ha extraído piedra para exportarla al vecino país del norte.
Nunca dijeron nada –añadió– frente a la destrucción del Lago de Texcoco, del Cerro de San Pedro, en San Luis Potosí, ante la destrucción de cenotes o por la concesión de 120 millones de hectáreas para la explotación minera.
Nosotros, dijo, no hemos dado ni una sola concesión; no hemos permitido el maíz transgénico ni el uso del fracking para la explotación energética.“Entonces, sí somos distintos”, aseveró.
En opinión del Presidente, “a estos famosos los pusieron a leer. Quién sabe quién hizo los textos, quien financió. No es que les hayan pagado, pero sí costó la producción y (hay) alguien detrás: Claudio X. González, los mismos que se sienten afectados de la Riviera Maya, que han destruido el medio ambiente y otros más que están en contra de nosotros”, señaló.
Mencionó que un artista “muy renombrado” llegaba al mar de Cortés para defender a la vaquita marina, pero lo hacía en yate.
“Pero la fama, ¿no? (…) Algunos famosos simulaban ser progresistas, porque siempre es mejor pasar por progresista buena onda y así engañan.”