Jimmy Savile (1926-2011) fue el presentador más famoso de la televisión británica. La reina Isabel II le otorgó el título de Caballero y murió como un héroe nacional. Pero luego de su funeral, sobre este Caballero del Imperio cayeron las denuncias en las que se ofrecían detalles de los abusos sexuales que cometió, especialmente contra los niños que lo rodeaban en sus programas de la BBC, una de las cadenas de televisión más famosas del mundo.
Savile Era una figura familiar para los británicos gracias a dos programas muy populares en los años 70 y 80 del siglo pasado. Uno para niños, Jim’ll Fix It, y otro musical, Top Of The Pops.
Tan famoso era que las autoridades judiciales no dieron crédito a las primeras denuncias en su contra. Ya muerto se dieron cuenta de su error. Según datos de la policía, abusó de más de 200 personas. La más joven tenía ocho años y la mayor 47. Savile nunca pagó por los delitos que cometió. Hoy es símbolo de abuso sexual en Inglaterra.
Otro depredador es Dan Schneider, una de las figuras más brillantes y con mayor crédito de Nickelodeon, canal de televisión de paga propiedad de la compañía estadunidense Paramount Global. Sus programas, que llegan a más de 80 por ciento de los hogares del vecino país, están dirigidos a niños, preadolescentes y adolescentes. También los hay para menores de seis años.
Sin mediar explicación alguna para sus millones de tele espectadores, en 2018 la poderosa compañía decidió cortar la relación con Schneider, responsable de programas tan vistos como Victorious, Drake & Josh, iCarly, y en momentos en que las acusaciones por abuso sexual contra el productor de cine Harvey Weinstein ocupaban los espacios de los medios del mundo.
Pese al silencio de la compañía sobre el despido de su conductor estrella, gracias al movimiento #MeToo, en las redes sociales y a través de una etiqueta, abundaron las denuncias contra Schneider por “comportamientos indebidos”. Una de ellas, de Jamie Lynn, hermana de la estrella pop Britney Spears.
El 9 de marzo pasado, la cantante Sasha Sokol hizo público el abuso que sufrió cuando tenía 14 años por parte del productor Luis de Llano, quien entonces tenía 39. Ella trabajaba en el conjunto Timbiriche. Al influyente creador de grupos musicales lo llamaban en los pasillos de Televisa “el asalta cunas”. Nadie se atrevió a denunciarlo. Era intocable. ¿Y la justicia? Hasta hoy ciega, como en otros casos.