Washington. La embajada rusa en Washington pidió a las autoridades estadunidenses que completen la destrucción de sus armas químicas, al destacar que Rusia ya liquidó todos sus arsenales de esa categoría desde 2017.
Recordó que esto ha sido documentado por el organismo internacional pertinente, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.
“Estados Unidos, por su parte, retrasó la destrucción del restante 3 por ciento de sus armas químicas, que todavía suponen una grave amenaza para todo el mundo”, denunció la embajada.
Washington acusa a Rusia de tener programas militares químicos y biológicos activos.
Del lado de Ucrania, en una videoconferencia, el presidente Volodymir Zelensky habló ante el Parlamento de Japón e instó a sus miembros a imponer un embargo nacional al comercio con Rusia, y a las empresas japonesas, a retirarse del mercado ruso.
Agradeció a Japón su “acción decisiva” al ser el primer país asiático en unirse a la presión internacional contra Rusia y donar a Ucrania cascos y otros equipos militares, pero insistió: “pido a los países asiáticos y a sus aliados que unan fuerzas para que Rusia busque la paz y frene el tsunami de su brutal invasión de nuestro Estado”.
Más tarde, Zelensky se dirigió al Parlamento francés por segunda vez desde que comenzó la invasión, el pasado 24 de febrero, y reclamó aumentar la presión económica contra Rusia.
Zelensky mencionó a empresas como Auchan, Leroy Merlin y Renault, a las que instó a “dejar de patrocinar la maquinaria de guerra rusa y de financiar la muerte de niños y mujeres”.
Asimismo, demandó más armas a Francia e insistió en una rápida adhesión de Ucrania a la Unión Europea, opción descartada por el momento en el bloque.
En el terreno bélico, los reportes se centraron en Mariupol, donde según Zelensky “hay más de mil personas atrapadas ”. El comandante del grupo paramilitar ultranacionalista ucranio, batallón Azov, Denis Prokopenko, declaró a CNN que “no hay lugares seguros en el puerto. Los misiles del enemigo alcanzan edificios residenciales, la gente muere en sus camas”.
“La cifra de víctimas civiles crece cada día y ahora son más de 3 mil”, denunció Prokopenko, quien aseguró que el batallón trata de ayudar a los civiles con agua y alimentos.
El líder de la república popular de Donietsk, Denis Pushilin, dio una versión diferente al señalar que algunas áreas permanecen bajo control de los ultranacionalistas, lo que “agrava la situación humanitaria, que de por sí ya es complicada”. Aseveró que la población de Mariupol “está muriendo de hambre y sed, pero los nacionalistas no los dejan salir para utilizarlos de escudos humanos”.
Un total de 466 personas, incluidos 89 niños, fueron evacuadas ayer de Mariupol a la localidad de Bezimennoe, dentro de la república popular de Donietsk, comunicó la sede de la defensa territorial de esa región.