Más de 3.56 billones de pesos fue el monto que por ingresos tributarios recaudó el Servicio de Administración Tributaria (SAT) en 2021, lo que significó un aumento de 1.1 por ciento, en términos reales, respecto de lo registrado en 2020. Dicho porcentaje equivale a un incremento cercano a 228 mil millones de pesos en el periodo.
El SAT divulgó su Informe tributario y de gestión correspondiente al cierre del año pasado, del que se toman los siguientes elementos: respecto de lo establecido en la Ley de Ingresos de la Federación 2021, se obtuvo un cumplimiento de 101 por ciento, es decir, 33 mil 600 millones de pesos adicionales a lo programado. Dicho monto “es resultado de la continuidad de las estrategias de cobro y fiscalización para fortalecer la recaudación tributaria, así como de la reactivación económica del país, en gran medida, por el avance en el programa de vacunación”.
En 2021, la captación por impuesto sobre la renta (ISR) registró un crecimiento de 1.7 por ciento en términos reales, y sumó un billón 896 mil millones de pesos, monto superior en 132.8 mil millones al registrado en el mismo periodo de 2020. Esto, “en gran medida, como resultado de las acciones de fiscalización realizadas a grandes contribuyentes, que han incentivado el cumplimiento puntual y voluntario”.
Por lo que toca al impuesto al valor agregado (IVA), la captación resultó 7.7 por ciento mayor, en términos al obtenido un año antes. En 2021, por este gravamen ingresaron 124 mil millones de pesos, es decir, 136 mil millones más que 12 meses atrás. El impuesto especial sobre producción y servicio (IEPS) “presentó una disminución real de 18 por ciento, principalmente por evasión y elusión fiscales por el contrabando, así como por los estímulos fiscales para mantener el precio de los combustibles”.
De la recaudación tributaria total observada en 2021, 95.8 por ciento se concentró en los tres principales impuestos: ISR, IVA e IEPS. Ese año, por concepto de ISR se recaudaron un billón 895 mil 696 millones de pesos. De éstos, 55 por ciento corresponde al ISR que las personas morales retienen a sus empleados. Dicho de otra manera, por cada peso de ISR que pagan las personas morales, sus empleados pagan 1.34 pesos.
A fin de fortalecer los ingresos tributarios, “el SAT dirigió sus esfuerzos recaudatorios para obtener 524 mil 426 millones de pesos de ingresos adicionales. Casi la misma cantidad a la alcanzada en 2020, en términos reales, y casi 245 mil millones de pesos más que en 2018, superior 65.6 por ciento real a pesar de las crisis sanitaria y económica. Uno de los principales retos de la actual administración es el combate al contrabando, por esta razón el SAT llevará a cabo un monitoreo y trazabilidad en los productos y mercancías con el complemento Carta Porte, documento que para 2022 será digital y a través de la factura, esto impide que, como se realizaba antes, un mismo documento se presente hasta 10 veces en la aduana”.
En 2021 continuaron las acciones contra la corrupción y otros delitos. Se presentaron mil 41 denuncias ante la Fiscalía General de la República, que involucran a mil 65 personas, de las cuales sólo 218 (21 por ciento) han sido vinculadas a proceso: seis servidores públicos, 108 personas físicas y 104 personas morales. De éstos destaca la denuncia a un ex servidor público de alto mando acusado de delincuencia organizada con el contrabando de combustibles. “Lo anterior es un gran acierto, ya que para combatir la corrupción de raíz es necesario enfocar esfuerzos a la detención de altos mandos, toda vez que esto debilita realmente sus operaciones”.
La rentabilidad promedio de la fiscalización (el retorno por cada peso invertido en en esa materia) fue de 123.5 pesos recuperados por cada peso asignado, lo que equivale a un incremento real de 99 por ciento con respecto a 2018. El aumento marginal entre 2020 y 2021 se debe a que las acciones de fiscalización han logrado modificar la cultura de pago en los contribuyentes, quienes han optado por cumplir de manera voluntaria, en tiempo y forma, sus obligaciones.
Las rebanadas del pastel
Faranduleros disfrazados de “seudoambientalistas” (AMLO dixit) rentan su imagen en una campaña que de la nada agarró vuelo para cuestionar la construcción del Tren Maya. No sólo tiene el tufo, sino los característicos parámetros propagandísticos y económicos utilizados por la cúpula empresarial a la hora de promover o defenestrar, según sus necesidades. Pero eso cuesta, y no poco. ¿Quién paga?