París. La sorprendente retirada de la número uno del tenis mundial,Ashleigh Barty, ilustra la dificultad de mantenerse en la cima, más aún en “un entorno particularmente difícil” de un deporte en el que se comienza muy joven, explica Anaëlle Malherbe, sicóloga en el INSEP, centro de alto rendimiento del deporte francés.
“Es un puesto particularmente difícil para mantener. En el caso de Ashleigh, es la actual número uno y puede haber alcanzado algunos objetivos, pero el hecho de repartir en una dinámica puede ser más complicado y replantearse algunas cosas. Si ella ha alcanzado su sueño y sus objetivos, es más bien sano.
“Y es importante saber si el deportista ha ido hasta el final de su proyecto. Hay que comprender también que la crisis sanitaria ha incidido en muchas cosas; algunos han vuelto con sus familias y han recuperado tiempo de calidad con las personas que son importantes para ellos”, consideró Malherbe.
Ashleigh Barty sorprendió al mundo del tenis al despedirsdel deporte a los 25 años de edad, en el mejor momento de su carrera y sólo dos meses después de ganar su tercer título de Grand Slam en el Abierto de Australia.
“Hoy es un día difícil y lleno de emoción para mí al anunciar mi retiro del tenis”, declaró la australiana en su cuenta de Instagram.
En un mensaje de video en el que se ve llorando, entrevistada por su amiga y ex compañera de dobles Casey Dellacqua, la jugadora di-jo estar “agradecida por todo lo que este deporte me ha dado. El éxito para mí es saber que he dado absolutamente todo lo que puedo. Estoy plena, feliz y sé cuánto trabajo se requiere para sacar lo mejor de uno”, compartió.
“Es simplemente que ya no tengo el impulso físico, las ganas emocionales y todo lo que se necesita para desafiarte a ti mismo al máximo nivel. Estoy agotada.”
La australiana se retira con 15 títulos, el último de ellos en el Melbourne Park, donde puso fin a 44 años de espera de Australia por un campeón local.
Es la segunda vez que Barty se retira, ya que a fines de 2014 dio un paso al costado siendo adolescen-te por una desafección con el circuito de tenis femenil WTA, para destinar tiempo al cricket, y reto-mó el deporte blanco en 2016. Ascendió con rapidez en el ranking, ganando la aclamación mundial por su tenis y el afecto de los aficionados por su deportividad y comportamiento relajado.
Durante 121 semanas como número uno del mundo, Ashleigh ganó el Abierto de Francia de 2019 y Wimbledon en 2021 y parecía estar preparada para conseguir más trofeos de Grand Slam y ocupar un sitio entre las grandes del juego.
Sin embargo, nunca ocultó su disgusto por la vida en el circuito y sus batallas con la nostalgia. La jugadora afirmó que la consecución de su “único y verdadero sueño” al ganar Wimbledon el año pasado había cambiado su perspectiva.
“Ash Barty, la persona, tiene tantos sueños que quiere perseguir que no necesariamente implican viajar por el mundo, estar lejos de mi familia, de mi casa, que es donde siempre he querido estar.
“Nunca, jamás, dejaré de amar el tenis, ha sido una parte de mi vida, pero creo que es importante que consiga disfrutar de la siguiente parte de mi existencia como Ash Barty la persona, no como la deportista”, agregó en el video.
El mundo del tenis recibió con sorpresa el retiro de Barty, como lo hicieron la WTA y sus compañeras Karolina Pliskova, a quien Barty derrotó el año pasado en Wimbledon, que felicitó a la australiana por una “carrera increíble. Fue un privilegio compartir la cancha contigo”, tuiteó la ex número uno checa.
La rumana Simona Halep, también ex uno mundial, se preguntó incluso si ahora Barty puede aspirar a “ganar un título del Grand Slam en golf”, otra de sus pasiones.
La australiana no es la primera estrella del tenis en colgar la raqueta prematuramente: Björn Borg, a los 26, Martina Hingis (22), Kim Clijsters (23), Justine Henin (25) y Jennifer Capriati (18), lo hicieron también en edad de competir. Un punto común entre ellos es que todos volvieron, con más o menos éxito, a la competición algunos años más tarde.