La mañana de ayer, en el Club de Banqueros ubicado en el Centro Histórico, la confederación patronal más influyente, o una de las más importantes del país, la Coparmex, convocó a políticos y funcionarios del gobierno a una reunión sui géneris para presentar un proyecto de “crecimiento de la ciudad”, desde luego a partir de la visión empresarial.
Aunque se dijo que la invitación se había hecho a todos los partidos políticos locales, sólo acudieron los presidentes del PAN y de Morena, así como al gabinete de Claudia Sheinbaum, y quien asistió fue el secretario de Gobierno, Martí Batres.
El saludo de bienvenida entre funcionarios fue de lo más cordial. Nadie mostró los dientes a nadie y hasta palmaditas de reconocimiento intercambiaron unos y otros.
Pero eso no causó sorpresa. La intervención de José Medina Mora, presidente del organismo, como primer orador, dejó más de una mandíbula abierta. No se invitó a la prensa y se supone que lo dicho ahí debería quedar olvidado en algún rincón de la memoria de los convidados al evento: reunión del consejo de la Coparmex, que en esta ocasión tuvo como invitado a Medina Mora, hermano de aquel otro que renunció a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en este sexenio.
El primer orador fue precisamente José, quien habló de las intenciones de su mandato como presidente nacional de la organización; los más interesante se dio cuando casi, en un reconocimiento a las políticas empresariales que han fallado, explicó que no es posible crear bienestar si no existe un reparto equitativo de la riqueza.
El tema era el crecimiento económico del país, y desde luego de la ciudad, pero también la advertencia de que la mejora en algunos estados de la República no significa necesariamente la reducción de la pobreza.
Y fue enfático en el asunto. Guanajuato fue un ejemplo y explicó que es necesaria una mejor distribución de la riqueza y, sin decirlo de ese modo, recalcó que la justicia social es el camino para crear el aumento en las actividades del mercado.
También afirmó que la Coparmex está preocupada por la situación de seguridad, y aunque hizo hincapié en que no estaba de acuerdo con los programas sociales del gobierno, explicó que ellos tienen un proyecto para hacer una redistribución de la riqueza más justa y que ya se puso en la mesa durante los encuentros con el presidente López Obrador.
Después habló Martí Batres, de melena recortada. Enumeró logros del gobierno federal y de la ciudad, pero evadió –tal vez esa era la estrategia– comentar situaciones políticas, de esas que a él tanto le gustaban antes.
De pasadita
La cancelación: el pecado original de AMLO, así se llama el libro del ingeniero Javier Jiménez Espriú que pone todo lo dicho en contra del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) como otra de las mentiras que se tejen a diario para tratar de menoscabar la labor gubernamental.
La decisión de Jiménez Espriú de poner al tanto de lo que significaría el aeropuerto en Texcoco al presidente López Obrador, con los datos técnicos que avalaron su dicho, llevaron a la cancelación de la terminal en Texcoco.
Pero son esas verdades que no esperaba la derecha, lo que hace mucho más interesante el libro del ex secretario de Comunicaciones y Transportes. Más allá de todas las maledicencias y patrañas montadas por quienes dejaron de pensar en el país para dedicarse al ataque contra el Presidente, está el “pecado original”. Hay que leerlo.