Ciudad de México. Tras señalar que las grandes urbes mexicanas como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara son responsables de gran parte del desperdicio de alimentos –de acuerdo con estimaciones de la FAO sólo la capital mexicana tira a la basura cerca de 13 mil toneladas de comida cada día–, defensores del medio ambiente pidieron un cambio de comportamiento para evitarlo a nivel doméstico, mercados, restaurantes y hoteles, sólo porque los productos presenten una magulladura.
La producción de alimentos es la principal causa de la disminución de las poblaciones de especies animales y vegetales, al provocar la pérdida y degradación del hábitat, incluida la deforestación y a nivel mundial, América Latina es la región donde mayor pérdida de biodiversidad hay producto de las actividades humanas, señaló Jorge Rickards, Director del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) por sus siglas en inglés, organismo que promueve la conservación del medio ambiente en 100 países.
Indicó que a escala global, las cinco amenazas más inquietantes que enfrentará la humanidad en los próximos diez años están relacionadas con el ambiente.
Durante un foro para promover el liderazgo juvenil en la solución de problemas ambientales, organizado por el WWF y la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac México, señaló que “sin un cambio de comportamiento en nuestras vidas cotidianas no podremos hacer frente ni a los climas extremos ni a la pérdida de biodiversidad”.
El proyecto busca “demostrar que el liderazgo de los jóvenes es esencial para transformar nuestras acciones y vivir en armonía con la naturaleza”, destacó Jorge Rickards.
El proyecto “Comunicación para el cambio”, cuya primera etapa es un piloto, tiene un enfoque multidisciplinario e implementa estrategias de psicología y mercadeo social para concientizar a los alumnos sobre el impacto del desperdicio de alimentos en la biodiversidad y la urgencia de promover acciones para evitarlo.
Durante el foro María José Meza Sánchez, alumna de segundo semestre de la licenciatura en Comunicación dijo que, “Este proyecto nos invita a crear una campaña y aprender a reducir el desperdicio en nuestra casa o negocio, hacernos responsables de nuestro propio consumo y aprender a no discriminar la comida”.