Ciudad de México. Organizaciones e investigadores de la UNAM y del IPN, entre otros, presentaron en Tlaxcala un museo itinerante sobre la contaminación del río Atoyac, con el que buscan no sólo sensibilizar sobre este tema, sino también reconocer la importancia de la educación ambiental.
En la escuela primaria Xicohtencatl, en San Rafael Tenanyecac, Alejandra Méndez, directora del Centro Fray Julián Garcés, recordó que en 2017, en una recomendación, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) constató que las altas concentraciones de contaminantes químicos y biológicos descargados a los ríos Atoyac y Xochiac y sus afluentes, que provienen tanto de descargas de carácter municipal como industrial, tiene severas repercusiones en la salud de la población.
Explicó que el memorial itinerante que se llama Las voces del río Atoyac “es el reflejo de quienes históricamente hemos dado la lucha frente a la devastación socioambiental que vivimos y también es la voz de niñas y niños que crecieron con un río contaminado y degradado”. No obstante, también es el trabajo de profesores que impulsan procesos educativos de este tipo con sus alumnos.
El museo se divide en tres salas, la primera es sobre la historia del río, contiene trabajos de los estudiantes con testimonios de sus abuelos “que tuvieron la oportunidad de vivir su riqueza”; la segunda es sobre las causas de la contaminación y la tercera sobre el derecho de la infancia a un medio ambiente sano. Indicó que el memorial se podrá instalar en 28 comunidades, entre ellas Tepetitla de Lardizábal, Tenancingo y Ayometla.
Méndez refirió que en sus orígenes el río Atoyac “era muy abundante, en él se podía nadar y había gran variedad de especies nativas”, pero fue a partir de 1960, “con la llegada de corredores industriales” que empezó su degradación. “En 2019 se vertieron 199 millones de metros cúbicos de agua residual a las barrancas, ríos, cuerpos de agua, los cuales se dirigen hacia los ríos Atoyac y Zahuapan”, lamentó.