Washington. Estados Unidos prohibió ayer la entrada a un número indeterminado de funcionarios chinos por su participación en la “represión” de minorías étnicas o religiosas, en particular de los musulmanes uigures, víctimas de un “genocidio”, medida rechazada por Pekín, que prometió “contramedidas”.
El jefe de la diplomacia estadunidense, Antony Blinken, anunció la imposición de “restricciones de visas a funcionarios de la República Popular de China sospechosos de ser responsables o cómplices de políticas o medidas que apuntan a reprimir responsables religiosos o espirituales, miembros de grupos étnicos minoritarios, disidentes, defensores de derechos humanos, periodistas, sindicalistas, militantes de la sociedad civil y manifestantes pacíficos en China o en el extranjero”.
Washington no precisó el número de afectados por la medida, ni su identidad o rango. El comunicado tampoco explica lo que suscitó las medidas punitivas.
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, deploró la medida, al denunciar las “mentiras políticas” de Blinken y una decisión que “suprime sin fundamento a los funcionarios chinos”, al tiempo que amenazó con “contramedidas”.
Las sanciones se dictaron cuando el presidente Joe Biden presiona a China para que use su influencia sobre Rusia a fin de que termine la invasión de Ucrania, o al menos evite apoyar a Moscú.
Blinken denunció en su comunicado los intentos de “acoso, intimidación, vigilancia y secuestro” de las personas que pertenecen a minorías étnicas o religiosas chinas, “incluso de quienes buscan refugio en el extranjero y los ciudadanos estadunidenses que defienden estas poblaciones vulnerables”.
El secretario de Estado pidió al gobierno chino “dejar” de “intentar acallar a los militantes uigures estadunidenses” al rechazar los permisos de salida del país solicitados por sus familiares en China.
Pekín, que niega las acusaciones, es señalado de haber internado en campos de reducación política a más de un millón de uigures, minoría musulmana que vive en Xinjiang, en el noroeste del país.
Blinken llamó a Pekín “a poner fin a su genocidio y sus crímenes contra la humanidad en Xinjiang, a sus políticas represivas en Tibet, a su vuelta de tuerca contra las libertades fundamentales en Hong Kong y a las violaciones de derechos humanos”.