La andanada unanimista contra Rusia, por parte de la “comunidad internacional” no se detiene. Una andanada de dos caras: la reprobación contundente de “la guerra de Putin” contra Ucrania, y la competencia vehemente por imaginar y proponer las peores sanciones posibles contra la hiena autoritaria que gobierna Rusia. El gobierno de Estados Unidos y los medios de ese país, son ahora angelicales. Viven este momento con júbilo impetuoso, como hace tiempo no ocurría.
EU vuelve a tener el mango de la sartén asida a dos manos. Puede decidir lo que sea, todo será aplaudido por la “comunidad internacional”. Esta “comunidad” es, para ella misma, como lo señaló con tino, en la ONU, un vocero de China, el selectísimo grupo formado por Estados Unidos y Canadá, Europa, Australia, Nueva Zelanda y Japón, no más. Hoy también caben los ucranios, “porque son europeos, de los nuestros”; pasan a través de la criba que elimina a todo aquel que a la vista sea oscurito. En esa “comunidad internacional” también hay unos más iguales que otros. Está el Gran Jefe y su cohorte. El de arriba, y los súbditos, hoy más serviciales y fieles que nunca.
Los demás (los más), los que vivimos a la intemperie, fuera de la “comunidad internacional”, somos corralones para la caza y la conquista, reserva de mano de obra, consumidores de gadgets. Negros y brownies, amarillos, greasers tercermundistas.
El sur global carece de la postura activa de la “comunidad internacional” respecto del conflicto en Ucrania; incluye a China y su gran peso político. El sur global no ha colaborado con sanciones nunca vistas contra Rusia. Y no es que no le duela la experiencia atroz que vive la población civil ucrania. El dolor no puede ser ajeno a nadie. Pero advierte que el tema no se agota en esa lacerante experiencia. La “comunidad internacional” ha entregado el mando entero a EU; el sur resiste y desconfía. El tirano que explota, bombardea, y aplasta a cuantos puede con su infame bota y su poder descomunal, no es Rusia, es EU y es Europa.
EU ha mantenido hasta hoy la postura de que Ucrania soporte y combata. Zelensky continúa cumpliendo la orden; por momentos flaquea, se queja, dice que sí quiere negociar una salida. Biden quiere derrotar a Rusia con los ucranios armados por la “comunidad internacional”. Europa obedece y opera el mismo infamante juego.
En EU, un número creciente de académicos discute hoy en día las tesis sobre el origen del conflicto. Recupera el argumento en estos términos: “las acciones destructivas de Putin son una consecuencia previsible de las decisiones de Estados Unidos de ampliar la OTAN al este y animar a Ucrania a alinearse con la UE”. Y recuerda las voces que en su momento se opusieron. George Kennan, que creó la política de EU de contención contra la Unión Soviética, calificó la expansión de la OTAN como “un error estratégico de proporciones potencialmente colosales”. Thomas Friedman, el columnista de política exterior más destacado de los EU, declaró que era el “proyecto peor concebido de la era posterior a la guerra fría”. En 2014 Henry Kissinger, personificación misma del establishment de la política exterior estadunidense, arguyó: “Occidente debe entender que, para Rusia, Ucrania no puede nunca ser tan sólo un país extranjero”. Si “Ucrania ha de sobrevivir y prosperar”, dijo, “no debe convertirse en puesto de avanzada de ninguna de las partes contra la otra: debe funcionar como un puente entre ellas”. En lugar de ingresar en la OTAN, Ucrania “debería adoptar una postura comparable a la de Finlandia… cooperar con Occidente en la mayoría de los campos, pero evitando cuidadosamente la hostilidad institucional hacia Rusia”. Zbigniew Brzezinski, que en su época de asesor de seguridad nacional de Jimmy Carter era conocido como un halcón de la guerra fría, se adhirió también, sin embargo, al modelo de Finlandia. Ucrania, insistió, no podía “participar en ninguna alianza militar que Moscú considerara dirigida en su contra” (https://www.sinpermiso.info/textos/). Salta a la vista cómo esos halcones del pasado, de la política exterior de EU, eran unos educados caballeros comparados con J. Biden, A. Blinken, o James McConville.
El afamado historiador Adam Tooze ha examinado la tesis sobre la expansión de la OTAN y dice: “Argumentar que la invasión de Ucrania por Putin era una respuesta previsible a las decisiones políticas estadunidenses no significa que fuera una respuesta justificada a esas decisiones”. Es decir, acepta que esa expansión explica las decisiones rusas, pero no las justifica. El último paso que dio Ucrania, con el impulso de EU, fue reformar su Constitución política, para integrarse a la OTAN. Frente a la acción de los halcones antediluvianos de EU, Rusia estaba impedida de escapar al trágico destino de la invasión, sin inmolarse.
No puede haber una solución pactada si Occidente no acepta su parte de responsabilidad en el drama y sin acordar seguridad para todos.