Zumpango, Edomex., Con la perspectiva de alcanzar este año un flujo de 2.4 millones de pasajeros, el responsable de la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), Gustavo Vallejo, informó al entregar la obra que no se rebasó el presupuesto programado (74 mil 535 millones de pesos) y, por supuesto, tampoco la fecha definida por el presidente López Obrador.
A su vez, el director general del AIFA, Isidoro Pastor, señaló que se podrá competir con los mejores del mundo y confió en que a partir del segundo semestre de 2022 haya vuelos de aquí a Estados Unidos (ahora vetados por una calificación negativa emitida el año pasado que impide a las aerolíneas mexicanas abrir nuevas rutas hacia el vecino país).
El general Vallejo –jefe de los ingenieros militares– posiblemente ha sido el mando más presionado en los últimos meses para cumplir con el encargo presidencial de fincar un aeropuerto internacional “de clase mundial” en menos de tres años. Pero al final de incontables horas de trabajo, ambas partes dieron por cumplida la misión.
La celebración, el día del AIFA, se inició desde la conferencia de prensa matutina realizada ayer precisamente en el edificio terminal, así que fue extenso en su explicación, en ánimo de contrarrestar el alud de críticas a este aeropuerto asentado en un enorme predio de 3 mil 800 hectáreas –incluida aquí la ciudad militar–, pero sobre todo para sustentar la calidad de la obra.
“Hablando específicamente de la terminal de pasajeros, es un complejo con infraestructura para movilizar más de 20 millones de manera anual, “con capacidad para recibir a los aviones más grandes y pesados del mundo”.
El AIFA cuenta con tres pistas, 125 posiciones (28 en plataforma fija), un sistema para atajar los efectos de los terremotos y una red de abasto de combustibles, por mencionar algunos de las cientos de características palomeadas ayer.
Igualmente, la terminal cuenta con 5 mil cajones de estacionamiento y una terminal de autobuses foráneos; taxis aéreos, un hotel, pero sobre todo mucho terreno para futuros desarrollos comerciales y de carga hasta por 470 mil toneladas al año.
Vallejo se fue también como hilo al explicar pormenores de la tecnología de avanzada del AIFA para asegurar todo el proceso de seguridad en tierra y aire para el pasajero, como una potente torre de control, la revisión body scan, touchless y prechecking... así como 40 kilómetros de bandas para carga y equipajes, pero sobre todo para “democratizar” el servicio aéreo comercial en este país en donde pocos tienen esa oportunidad.
Y el receptor de la megaobra, el general en retiro Isidro Pastor –reconocido jefe del hangar presidencial en sexenios pasados– admitió que habrá que hacer un trabajo de convencimiento para que las aerolíneas y pasajeros “se vengan para acá”, más allá de la conveniencia de restarle saturación al aeropuerto de la Ciudad de México.
El plan es llegar a 2023 con cinco millones de pasajeros (en el día de apertura se registraron algo más de 2 mil).
El AIFA fue construido por el equipo de ingenieros militares, quienes apenas tendrán una minivacación de 10 días y luego 98 de ellos, junto con su tropa de apoyo, se trasladarán al sureste para apoyar con el levantamiento de un tramo del Tren Maya.
“No hay tiempo para mayores festejos”, dijo el general Vallejo, todavía agitado porque en esta megaobra no hubo pausas ni a causa de la pandemia.