París. Delegados de 195 países comenzaron ayer a estudiar la aprobación de un informe sobre los escenarios que permitirían limitar el calentamiento del planeta y sus efectos devastadores.
Después de más de un siglo y medio de desarrollo económico basado en las energías fósiles, la temperatura media mundial ha aumentado 1.1 grados Celsius respecto de la era preindustrial, multiplicando canículas, sequías, tormentas o inundaciones devastadoras.
El nuevo informe del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) respecto de las soluciones para reducir las emisiones, que será publicado el 4 de abril tras dos semanas de discusiones en línea y a puerta cerrada, “dibujará una realidad poco satisfactoria de nuestra adicción a las energías fósiles”, anticipa Stephen Cornelius, del Fondo Mundial para la Naturaleza, quien posee un puesto de observador en las negociaciones.
En una primera parte de su reporte publicado en agosto de 2021, el IPCC destacó la aceleración del calentamiento y predecía que el umbral de +1.5 grados Celsius con relación a la era preindustrial, objetivo más ambicioso del Acuerdo de París, llegará en 2030.
La segunda parte del informe, hecha pública a fines de febrero, calificada de “recopilación del sufrimiento humano” por el jefe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, establecía un sombrío cuadro de los impactos pasados, presentes y posteriores en la población y los ecosistemas, subrayando que retardar la acción anticalentamiento reducía las posibilidades de un “futuro vivible”.
La tercera entrega será sobre los caminos posibles para frenar el aumento de la temperatura del planeta, exponiendo las posibilidades que tienen para contribuir a ese fin cada uno de los grandes sectores productivos (energía, transporte, industria, agricultura...) sin olvidar los asuntos relacionados con la aceptación y participación social en el asunto, así como las alternativas del uso de las tecnologías en tareas de captación y el almacenamiento del dióxido de carbono, por ejemplo.
“Se habla de una necesaria transformación y de gran amplitud en todos los grandes sistemas: energético, transporte, infraestructura, construcción, agricultura y alimentario”, expuso a la Afp la economista del clima Céline Guivarch, coautora del informe.
Guivarch agregó que son virajes trascendentales los que hay que “realizar desde ahora” si se quiere lograr la neutralidad de carbono hacia 2050, y subrayó que “aún no es demasiado tarde para actuar” y evitar lo peor.
Estos asuntos, que conciernen a la organización misma de nuestros modos de vida, consumo y producción, pueden provocar encendidas discusiones durante estas dos semanas en que los 195 países van a revisar minuciosamente línea por línea, palabra por palabra, el “resumen para las personas influyentes que deciden”, un condensado de miles de páginas del informe científico.
Y eso en un contexto “inflamable” por la invasión de Rusia a Ucrania, dice Alden Meyer, analista del centro de reflexión E3G, quien espera que el conflicto también sea abordado, pues hay una correlación con la problemática del clima: “a largo plazo, esta guerra dará más impulso a la necesidad de suplir al gas y al petróleo en general por fuentes de energía más limpias.
“Es un informe crucial publicado cuando países, empresas e inversionistas vuelven a calibrar sus planes para acelerar la salida rápida de las energías fósiles y la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles”, comenta Kaisa Kosonen, de la organización Greenpeace.
“Ahora más que nunca, el IPCC debe aportar instrumentos concretos y prácticas para que la humanidad plante cara a esta encrucijada”.
Con la tendencia actual, estima la ONU, y si fueran respetados los compromisos vigentes de los Estados miembros, la humanidad se encamina a crear un calentamiento “catastrófico” de 2.7 grados Celsius, por lo que los firmantes del Acuerdo de París están convocados a mejorar sus objetivos de reducción de emisiones de gas de efecto invernadero de aquí a la conferencia sobre el clima de la ONU COP27, a realizarse en noviembre en Egipto.
“Sabemos lo que debemos hacer, y desde hace tiempo (...) Los líderes de cada gobierno tienen que decidir sacarnos del uso tóxico de las energías fósiles”, insiste Taryn Fransen, del World Resources Institute. “Tal vez lo hagan... o tal vez no”.
Los océanos se asfixian
En paralelo, expertos y diplomáticos reunidos en Brasilia advirtieron que los océanos del mundo están en un proceso de asfixia por la falta de oxígeno causada por el calentamiento global y la contaminación originada por el vertido de aguas residuales y deshechos industriales, por lo que, estiman, queda poco tiempo para solucionar el problema.
En una mesa preparatoria de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que se celebrará en junio en Brasilia, los especialistas destacaron que para salvar los mares es necesario resolver las necesidades de agua potable y saneamiento hídrico en tierra.
“La vida del océano depende de la salud de la tierra”, indicó Catarina de Albuquerque, directora de Saneamiento y Agua para Todos, asociación auspiciada por la ONU dedicada a lograr la disponibilidad y la gestión hídrica sostenible y de su saneamiento.