Nada más fue la noticia más alarmante, urgente, y una sin precedente sobre la guerra global más larga de la historia, pero duró menos de 24 horas en las planas, pantallas, bocinas y las redes sociales de los medios.
Las consecuencias de la guerra contra el planeta, literalmente visibles por incendios, sequías, inundaciones y la extinción de especies, espacios masivos muertos en los océanos, la muerte de arrecifes de coral y sólo este fin de semana temperaturas sin precedente de 40c grados más que lo normal en partes de la Antártida, mientras llegó a 30c sobre lo normal en algunas partes del Polo Norte, son aún más graves de lo que se pensaba, revela el informe más reciente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático presentado a finales de febrero (https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/). Su conclusión: “La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático es una amenaza al bienestar humano y a la salud del planeta. Cualquier demora en la acción global concertada hará perder una ventana pequeña que se está cerrando para asegurar un futuro vivible”.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, comentó que “nunca había visto algo” tan severo como este informe científico, el cual calificó de “atlas de sufrimiento humano y una condena feroz del fracaso del liderazgo sobre clima”.
Muchos líderes políticos ni han mencionado el informe, otros repiten su retórica tan bien ensayada sobre sus compromisos para enfrentar el cambio climático, pero la mayoría no son lo suficientemente valientes para responder al desafío de la emergencia mundial tan precisamente detallada por el Panel Intergubernamental. Seguramente varios agradecieron que la guerra en Ucrania enterró la noticia sobre este guerra planetaria (vale señalar que ambas tienen mucho que ver con hidrocarburos).
Quedan claras dos cosas: que el mundo tiene que abandonar rápidamente los hidrocarburos y proceder de manera acelerada con la energía renovable, y, segundo, que los que dicen que eso no es posible engañan, ya que existe la ciencia, la tecnología y hasta el capital para lograr esa transformación necesaria.
“La era de la combustión de gran escala tiene que cerrar rápidamente… después de milenios aprendiendo como aprovechar el fuego, y tres siglos usándolo para forjar el mundo que conocemos, ahora tenemos que dedicar los próximos años a sistemáticamente erradicarlo”, escribe el autor y ambientalista Bill McKibben en The New Yorker. Señala que la contaminación de la combustión moderna –en 1.4 mil millones de vehículos, miles de millones de hogares, fábricas, aviones y en generadores de energía que usan hidrocarburos– está matando a 9 millones de personas anualmente.
Pero McKibben y otros reiteran que ya existe la tecnología para dejar de seguir quemando al planeta. Por ejemplo, expertos en Stanford concluyen que ya existe 95 por ciento de la tecnología necesaria para lograr producir 100 por ciento de las necesidades energéticas de Estados Unidos a través de energía renovable para 2035. Algunos países pequeños, entre ellos Islandia, Noruega, Namibia y Costa Rica, ya están produciendo 90 por ciento de su electricidad con fuentes “limpias”. Por otro lado, nuevos cálculos han comprobado que la energía renovable ya es más barata que la de los hidrocarburos.
“La industria de combustibles fósiles apenas puede suprimir su alegría ante las nuevas oportunidades que la invasión (a Ucrania) ha ofrecido para acelerar su destrucción de la vida en el planeta”, advirtió Noam Chomsky en una entrevista en Truthout. Comentó que las advertencias del informe más reciente del Panel Intergubernamental sólo fueron pausa antes de que “nuestra especie extraña volviera a dedicar recursos a la destrucción, y rápidamente incrementara su envenenamiento de la atmosfera, mientras obstaculiza esfuerzos para salir del camino suicida”.
Concluye que “aún hay tiempo para una corrección radical de dirección… si la voluntad esta ahí, es posible evitar la catástrofe y proceder hacia un mundo mucho mejor… la decisión es nuestra”.
Playing for Change. When the Levee Breaks.
Residente. This is not America.