Pese a los subsidios, los precios de energéticos empujarán, adicionalmente, los niveles de inflación en México. Contrario al caso de los energéticos, México no cuenta con una práctica sistemática de intervenir en los precios de los alimentos, alertó Rafael de la Fuente, economista en jefe para UBS Asesores Latinoamérica.
Lo anterior pesará sobre el consumo, particularmente entre los hogares de menores ingresos, cuya canasta de gastos está más sesgada hacia los alimentos y la energía.
En el estudio México en tiempos de mayor incertidumbre global, el especialista de UBS espera que la inflación general y subyacente (sin alimentos y energía) de México se ubiquen en 6.1 y 5.3 por ciento, respectivamente para el cierre del año, por arriba del pronóstico previo de 4.9 y 4.7 por ciento, en ese orden.
Este incremento estará motivado principalmente por los precios de los energéticos, pese a los esfuerzos gubernamentales por mantenerlos bajo control.
El análisis señaló que aún existe espacio para incrementos en las gasolinas y con ello mayores costos para diversos productos.