Permítaseme otro paréntesis. Ya presentaré una última nota sobre reforma energética, pero acaba de morir un gran compañero, Alejandro Dabat Latrubesse. Con dolor recuerdo las que –sin saberlo hasta este viernes– serían las últimas palabras que le escuché. Sí, en la red virtual del Instituto de Investigaciones Económicas de nuestra UNAM, al que arribó luego de estar en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) y la Coordinación de Investigaciones Económicas y Sociales (CIES) de la Facultad de Economía. Sí, con apreciados compañeros con quienes hoy comparto su pérdida (Paty Montiel, Jorge Basave, Sergio Ordóñez y José de Jesús Rodríguez, entre otros) impulsó una investigación interdisciplinaria e interinstitucional orientada a contribuir en la generación de una visión coherente, integral y de conjunto de globalidad, conocimiento y desarrollo, desde la perspectiva de países en desarrollo, particularmente México.
Intenso su análisis sobre lo que llamó “Encrucijada del capitalismo actual frente a la pandemia del covid-19”. Para el querido Alejandro el mundo actual enfrenta cuatro grandes terremotos que la pandemia ahonda y multiplica: 1) desplazamiento geopolítico del dominio noroccidental hacia el oriente y sur del mundo, en todos los aspectos de la vida económica, social, monetaria e incluso, militar; 2) agotamiento de la economía neoliberal y tendencia a su sustitución por “economías mixtas asociadas”, impulsadas por el vigor de países ascendentes (China, Rusia, Corea del Sur e Irán), pero también por luchas sociales de sectores marginados y pauperizados por el neoliberalismo como las mujeres, los desplazados, los intelectuales, las minorías étnicas y, en general, los trabajadores de malos empleos y bajos salarios; 3) generación e impulso de una revolución informática controlada por el “nefasto” oligopolio de los “cinco fantásticos” del Internet: Amazon, Apple, Facebook, Google y Microsoft (incluso Tesla) apoderados hoy del aprendizaje tecnológico de las masas, y que disfrutan una revalorización más que proporcional de sus acciones, en tanto que las del resto de concurrentes baja; 4) el desplazamiento –por lo pronto económico– de Estados Unidos por China, pese a que ésta no ha llegado a ser la nueva nación hegemónica, por no contar aún con un dominio tecnológico y militar mayor.
Por cierto, lo primero que le había escuchado fue a inicios de 1978 en rica y continua polémica con maestros de nuestro Posgrado de Economía: Theotonio Dos Santos, Bolívar Echeverría, Pedro Paz, Donald Castillo, Pedro López, Eduardo González, Ruy Mauro Marini, entre otros. Y en diálogo –ya desde entonces– con Alfredo Gilly y otros apreciados compañeros, con quienes impulsó revistas importantes ( Teoría y Política, Debate Proletario, Brecha).
Sí, Dabat nunca dejó de estudiar ni de polemizar con alegría y pasión, pero con profundo respeto a interlocutores. Su actividad intelectual no tenía límites, tampoco su sensibilidad y solidaridad humanas y como compañero –este notable abogado, graduado en 1961 en la Universidad Nacional de La Plata, y en 1986 y 1991 en la UNAM– siempre nos invitó a profundizar nuestras temáticas de estudio.
“Tonito –me decía– es necesario tratar con cuidado teoría y análisis concreto de la renta del suelo”, distinguir ingresos por renta de beneficios por stock, renta diferencial de renta absoluta, ingresos por fertilidad y ubicación de ingresos por control tecnológico, oligopólico o monopólico. Como resulta ser –siento escucharlo– el de esos “cinco fantásticos”, terrible sangría de recursos que profundiza precariedad y debilidad laborales. Lo vamos a extrañar. Ya lo extrañamos. Mucho. De veras.