El término comida chatarra se usa para describir los alimentos con poca cantidad de nutrientes y con un alto contenido de grasa, azúcar y sal.
Las papas fritas, golosinas y bebidas con gas suelen considerarse productos chatarra por su exceso de calorías lo que provoca sobrepeso u obesidad. Esta comida poco saludable también impulsa la inflación en el país.
Para “muestra basta un botón”. La inflación anual de las galletas dulces fue de 10.40 por ciento en febrero, su nivel más alto desde agosto de 2009; los refrescos envasados aumentaron 6.39 por ciento en el periodo de referencia.
Los chocolates y golosinas registran en febrero un aumento anual de 7.33 por ciento, su mayor nivel desde enero de 2018. Las papas fritas se dispararon 8.35 por ciento, luego de que en enero subieron 6.79 por ciento.
Los chocolates y productos de confitería se incremetaron 7.24 por ciento en el segundo mes del año, con respecto al mismo mes de 2021. Los concentrados para refrescos subieron 4.10 por ciento en el periodo de referencia.
Los mayores índices de este consumo corresponden a niños en edad preescolar, que ingieren hasta 40 por ciento de sus calorías diarias con estos productos, mientras un tercio de los niños y adolescentes mexicanos tiene sobrepeso u obesidad.
A nivel de grandes segmentos del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), destaca el aumento de 12.34 por ciento anual en los alimetos, su mayor incremento en varias décadas.
La subida generalizada de los precios repercute en que muchos consumidores se vean obligados a reducir la ingesta de algunos productos muy importantes para una dieta equilibrada, como verduras y pescado. Lamentablemente, ahora comer de manera saludable suele ser igual de caro que llevar una mala alimentación.
El pescado está 12.01 por ciento más caro que hace 12 meses, el bistec de res aumentó 17.19 por ciento en febrero respecto del mismo mes de 2021.
La carne de cerdo tuvo un alza de 12.33 por ciento en el periodo de referencia; mientras el pollo subió 11.74. Los cereales en hojuela aumentaron 7.82 por ciento.
Mientras, las frutas y hortalizas registraron una inflación de 17.97 por ciento, las frutas frescas, 35.97 por ciento.
La transferencia de los precios internacionales más altos de los alimentos a los precios locales de los alimentos procesados (un componente de la inflación subyacente según la definición de México) suele tener rezagos prolongados, de entre seis y 12 meses, según estimaciones de analistas económicos.
Además, precios más altos de los alimentos presionan al alza servicios como restaurantes y cafeterías, que ya están experimentando una alta inflación (9.21 y 10.06 por ciento).