Monterrey, NL., Cuando Diana Bracho tenía siete años, la muerte de un gran amigo de su padre conmocionó a la familia. Se trataba del poeta Xavier Villaurrutia. La pequeña se acercó a preguntar por qué lloraba don Julio Bracho, junto a un teléfono negro; cuando le explicaron, ella respondió: “¿Qué es eso de que ‘acaba de morir’?” La respuesta le impactó tanto que se fue corriendo a su recámara, buscó un lápiz y un papel y escribió: “la muerte nos asusta”.
Esa fue la semilla de otra de las grandes pasiones de la actriz: la poesía, oficio que ahora, a sus 77 años, sale por primera vez a la luz pública en el libro Pronóstico reservado.
Publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el poemario se presentó la noche de este jueves en el Centro Cultural Colegio Civil de esta capital, en el contexto de la feria del libro universitario UANLeer 2022 que organiza la máxima casa de estudios regia.
La autora recibió, conmovida hasta las lágrimas, una larga ovación de su público que, de pie, elogió de esa manera sus versos, con la misma fascinación que han disfrutado sus trabajos actorales.
Algunos lectores comentaban: “La mejor actriz de nuestro país también es poeta”.
La escritora reconoció que la muerte ha sido un tema constante en su escritura, “pero no como algo negativo o final, sino como algo a lo que uno llega y aspira cuando vive uno bien. En este libro hay un epitafio que dice: ‘Amó , supo vivir, aprendió a morir. El silencio es su final feliz’”.
Además, continuó, la poesía convoca a sus muertos, “se me aparecen, qué cosa más extraña. En mi vida, que es muy larga, ha habido muchos muertos lo cual me ha marcado, desde Xavier Villaurrutia hasta Juan Manuel (de la Rosa, su pareja, pintor zacatecano), el año pasado.
“Escribo en cuadernitos, y para hacer este libro tuve que hurgar en ellos para buscar los textos que más me tocaban. Cuando se publicó este poemario pensé: ‘ya no tengo más que decir en la vida’, y cerré el último cuadernito. Pero al día siguiente compré otro y escribí dos poemas nuevos; a lo mejor sí hay algo más que decir.”
La poeta estuvo acompañada por el escritor Alberto Ruy Sánchez quien consideró que los textos de la autora “tienen parentesco con el aforismo. Dividido en tres partes, el libro es como si tuviera dos paréntesis muy anchos que abren y en medio hubiera un río, donde están los poemas más fluidos.
“Los poemas de las orillas revelan en qué mecanismo poético escribe Diana; es sorpresivo, porque no recurre a la metáfora, tiene una cualidad que aprecio en la literatura y que no es tan común como se cree: tiene ideas.
“Pronóstico reservado es un libro lleno de inteligencia sensible que ella convierte en poemas. Sobre todo al principio, tiene una manera dramática de hacer parecer que su libro se trata de algo y luego es otra cosa. Abre con una declaración de fragilidad y luego demuestra que es una mujer de una fuerza tremenda.
“Cada paso que da a través de los poemas es demostrar la tremenda fuerza que, por ser frágil, es fuerte. Es la paradoja, que viene una y otra vez, y se convierte en su lenguaje para pensar con imágenes y situaciones; está también la ironía, hermana de la paradoja, ambos mecanismos de la filosofía, más que de la poesía.
“Es decir, todos estos poemas tienen parentesco con el aforismo, pensamientos breves, pero sin el pequeño gran defecto de que el aforismo rápidamente se convierte en dogma. Lo que vemos son poemas inteligentes y sensibles”, reiteró el escritor.