Ciudad de México. El investigador, crítico y activista social Gustavo Esteva, colaborador de La Jornada y fundador de la Universidad de la Tierra de Oaxaca, murió este jueves a los 86 años, apenas unos días después de que su familia reportara que había sufrido un fuerte quebranto de salud.
Vinculado con organizaciones y redes locales, regionales, nacionales e internacionales, dedicó su trabajo a problemas del desarrollo, la agricultura y la preservación de la tierra.
Nacido en 1936 en la Ciudad de México, Esteva trabajó durante un tiempo en la iniciativa privada, pero más tarde se dedicó de lleno a la vida académica.
Entre sus aportaciones más importantes se encuentra su participación en los diálogos de San Andrés Larráinzar, tras el levantamiento zapatista en Chiapas, en 1994, en los que hizo señalamientos teóricos sobre la importancia de la autonomía indígena.
Esteva participó en el Centro de Encuentros y Diálogos Interculturales y fue autor, coautor o editor de más de 40 libros y más de 500 ensayos y miles de artículos en periódicos y revistas.
De igual forma, recibió numerosos honores académicos y presidió organizaciones profesionales y el consejo del Instituto de Naciones Unidas de Investigaciones para el Desarrollo Social. Ejerció la docencia en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Vivía en un pequeño pueblo zapoteco de Oaxaca, donde cultivaba su comida.
En redes sociales, diversos organismos manifestaron su consternación por el fallecimiento de Gustavo Esteva, entre ellos el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación, de la Universidad Iberoamericana, que destacó su labor de “luchador social e intelectual”.
De igual manera, la cátedra Jorge Alfonso publicó: “Qué noticia tan triste. Deberemos tomarnos un tiempo para acompañarlo en su viaje. Que su pensamiento libertario, autónomo y colectivo siga reverberando a lo largo y ancho del planeta por un largo tiempo”.
Asimismo, los investigadores Alicia Castellanos y Gilberto López y Rivas se sumaron al pésame por el fallecimiento de Esteva.
En tanto, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, y el rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Eduardo Bautista, manifestaron su dolor por el fallecimiento de Esteva, a quien calificaron de “activista incansable, crítico persistente del sistema y solidario con las reivindicaciones sociales”.
Iván Ilich en su obra y pensamiento
Gustavo Esteva destacaba la actualidad de Iván Illich, pensador austriaco, crítico de las principales instituciones de la cultura moderna y del consumo exacerbado de energía, entre otros temas.
En la introducción al libro colectivo Con ojos bien abiertos: ante el despojo, rehabilitemos lo común (un encuentro de colectivos a propósito de Iván Illich), el teórico sostenía que el pensador austriaco anticipó “la preocupación actual por la interculturalidad”.
Añadía que esa atención se acentuó “a medida que en lugares como México nos aproximamos cada vez más a lo que empieza a llamarse el ‘síndrome yugoslavo’, la condición de quienes habiendo sido vecinos y amigos por cientos de años empiezan a matarse entre sí y se rompe toda posibilidad de diálogo entre personas que pertenecen a distintas culturas, que tienen distintas mentalidades”.
Esteva refirió que Illich previó “con claridad y valor que quizá la cuestión central del siglo XXI no será la tecnología, el ambiente, la economía o la política, sino la cuestión de la relación entre culturas. La única alternativa ante la violencia sin precedente y la confrontación continua que se están dando en el planeta puede estar en el diálogo entre los diferentes”.
En el texto referido, Esteva exaltaba el planteamiento del austriaco sobre la “necesidad de cultivar disciplinadamente la amistad. Estamos ya en la era de los sistemas, cuando las herramientas dejan de existir como tales: en vez de cumplir nuestras intenciones nos hacen sus esclavos. La sociedad nueva, con herramientas conviviales, necesita prescindir o limitar las herramientas que afectan nuestro trato con los demás”.
En otro escrito, el autor de Repensar el mundo con Iván Illich, explicaba esa idea de amistad. Ahí sostenía que era difícil ser amigo de Illich: “Ante todo, había que tener la maleta lista. En cualquier momento podía llamarle a uno y decirle: ‘Gustavo: tienes que venir. Aquí está Teodor Shanin y debes conocerlo’. Y siempre tenía razón: se justificaba de sobra trasladarse al otro extremo del mundo para platicar con él y sus amigos. No era fácil. Pero Iván sabía ser amigo”.
En entrevista con La Jornada sobre Guillermo Bonfil Batalla, fundador de instituciones pilares de la cultura mexicana, Gustavo Esteva coincidía con el antropólogo en el valor de cuidar el maíz.
“Cuidar el maíz, lo que significa en México sigue siendo un reto de enorme importancia frente a quienes quieren acabar con él, que lo consideran como una ilustración del atraso y que debemos pasar al trigo y a otras modalidades de la modernidad”.
Hacía énfasis en que en el momento terrible que vive nuestro país, por el colapso climático y sociopolítico en el que “nuestras teorías se vuelven obsoletas, los pueblos originarios, que defendió tanto Guillermo Bonfil, son nuestra fuente principal de inspiración. Ellos lograron resistir”, concluyó Gustavo Esteva.