Las pérdidas humanas, los estragos económicos y sociales y la violencia familiar que ha generado la pandemia, así como la inseguridad provocada por el crimen organizado, han hecho que México “esté dejando de ser un país feliz”, aseguró Manuel González Oscoy, de la Facultad de Sicología de la UNAM.
En la conferencia virtual ¿De qué depende la felicidad de los mexicanos?, explicó que en 2019, antes del SARS-CoV-2, datos de la OCDE ubicaban a México en el puesto 23 en esa materia, entre los países que agrupa el organismo.
México, según la OCDE, que valora el índice de satisfacción conforme a varios indicadores, entre ellos vivienda, salud, educación y seguridad, estaba por arriba de Francia, Taiwán, Chile, Qatar, Arabia Saudita y España, pero muy por debajo de Finlandia, Dinamarca y Noruega. Aseguró que con el coronavirus la percepción de satisfacción ha ido a la baja.
Beatriz Montemayor Flores, académica del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la UNAM, coincidió en que la pandemia ha disminuido la sensación de felicidad. “Tenemos esta tristeza porque ha sido difícil, sobre todo los primeros meses vivimos con mucha incertidumbre. Esta sensación de felicidad de momento se vio disminuida, y quizá tengamos que hacer un esfuerzo extraordinario, porque no hemos terminado el tránsito”.
Tristeza, las 24 horas del día
González Oscoy, indicó que en todo el mundo, el covid-19 afectó la sensación bienestar, a causa de una “serie de pérdidas, hay duelos que se han ido ampliando y complicando; la muerte de seres queridos, pérdidas económicas y financieras”. Además, el home office y home school han hecho que la convivencia, todavía en muchos casos, sea las 24 horas de todos los días.
Asimismo, la “incertidumbre” prevalece en diversos ámbitos, por lo que “se mantiene y prolonga esta desazón que no nos permite acercarnos a la felicidad”, aunque tras dos años de pandemia, nos estamos “adaptando a los cambios”.
Montemayor Flores, dijo que no hay una idea muy clara sobre lo qué es la felicidad, y muchas veces se la confunde con la alegría, que es una emoción, que tiene una duración breve”. En cambio, la felicidad es un “estado”, es algo que “construimos”.