México redujo 98.4 por ciento su importación de armas durante el año pasado, lo que coincide con la presentación de una demanda contra empresas que conforman esa industria en Estados Unidos, y llevó a uno de los registros más bajos en la adquisición de equipo bélico desde 1950, exhiben datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).
La organización sueca muestra que el año pasado México compró armas navales y sensores por un valor de 4 millones de dólares; en 2020 dicho gasto ascendió a 257 millones de dólares y se destinó también a misiles y barcos.
Las cifras no contemplan los recursos con los que el crimen organizado nutre a la industria armamentista internacional.
Considerado como el cuarto país con mayores niveles de criminalidad, de acuerdo con el Índice Global de Crimen Organizado, México se encuentra desde hace años en medio de un conflicto armado entre (y con) los cárteles, cuyo principal negocio es el trasiego de narcóticos.
Hace un año, el jefe del Comando Norte de Estados Unidos, Glen VanHerck, advirtió que esos grupos controlan una tercera parte del territorio nacional.
El SIPRI señala que México es un importador absoluto de material bélico. En 72 años de los que tiene registro, el país ha vendido aeronaves por 5 millones de dólares –mil 243 veces menos de lo que ha adquirido–; a Francia, en 1953, por un valor de 4 millones de dólares, y a Ecuador, en 2019, por un millón de dólares más.
La contraparte son los 6 mil 222 millones de dólares que el país ha gastado en armamento entre 1950 y el año pasado, siendo que México no ha estado en guerra desde 1942, cuando Alemania hundió un par de embarcaciones en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
El indicador del SIPRI exhibe que Estados Unidos ha sido el proveedor de más de la mitad de armas compradas por México, con 52 por ciento, y un valor de 3 mil 235 millones de dólares; seguido de España (8.1 por ciento) y Rusia (7.6 por ciento).
En agosto la cancillería mexicana interpuso una demanda civil “por daños y prácticas comerciales negligentes e ilícitas” contra diversas empresas armamentistas de Estados Unidos. La dependencia busca “una compensación económica, así como el cese de prácticas de comercio negligentes , incluyendo el desarrollo de nuevos estándares de control para la venta de armas”, dado que éstas llegan “directamente a las manos del crimen organizado mediante el tráfico ilegal”.
Los datos de SIPRI exhiben la dimensión del mercado legal, en el cual las compras de México a la industria de Estados Unidos no representan ni uno por ciento de los 713 mil 634 millones de dólares que, de acuerdo con la información histórica de la organización sueca, la economía más grande del mundo ha vendido a otros países.
México no encabeza las compras legales de armas, pero sí ha visto un cambio de tendencia entre la última mitad del siglo pasado y lo que va de éste. Entre 1950 y 1999, el país se ubicó en el lugar 67 entre los importadores de material bélico, con un gasto de 3 mil 344 millones de dólares. En ese periodo, India, Japón y Alemania fueron los tres mayores consumidores de armamento.
Entre 2000 y 2021 la tendencia es distinta. El país ocupa el lugar 45 y ha gastado 2 mil 878 millones de dólares para ese fin, 86 por ciento de lo que erogó en los 50 años anteriores.