Mientras los negociadores de Moscú y Kiev siguieron buscando posibles entendimientos para establecer un alto el fuego, centrándose en el estatus de neutralidad de Ucrania, el presidente Volodymir Zelensky aceptó que su país no entrará a la OTAN, posibilidad que el Kremlin esgrimió como una de las razones para desatar la guerra.
Voceros de unos y otros coincidieron en que en este momento la cuestión de la neutralidad de Ucrania es la esencial y la que podría destrabar las negociaciones. Mykhailo Podolyak, en nombre de los negociadores ucranios, comentó que es “absurda” la exigencia inicial de “desmilitarizar” Ucrania, pues “todos estamos de acuerdo en que cualquier Estado debe tener fuerzas armadas que lo protejan”.
Añadió que los rusos ya no insisten tanto en “desnazificar” Ucrania, por cuanto hay varias leyes ya aprobadas por la Rada (Parlamento) que prohíben desde hace años la ideología nazi en Ucrania.
Por ello es significativo que el mismo día Zelensky haya admitido que Ucrania no va a ingresar a la OTAN. Lo expresó en un mensaje por videoconferencia a los líderes de los países nórdicos y bálticos, convocados en Londres por el primer ministro Boris Johnson, ocasión en que pidió ayuda y más armas para defenderse.
Decepcionado por que la OTAN no haya aceptado como miembro a Ucrania, Zelensky afirmó que “es algo que no nos queda más remedio que aceptar”, por lo cual es necesario “buscar otras vías de cooperación militar”.
La ronda de negociaciones de ayer concluyó con el acuerdo de continuar hoy y durante la pausa mantendrán su trabajo subgrupo de ambas partes, informó Podolyak. “Continuaremos mañana (hoy miércoles). Un proceso de negociación muy difícil y viscoso. Existen contradicciones fundamentales. Pero ciertamente hay cabida para el compromiso”, tuiteó.
En otro orden, cerca de 20 mil civiles lograron salir este martes de Mariupol, asediado desde hace días y donde la situación humanitaria es catastrófica. De los 4 mil vehículos que pudieron usar el corredor humanitario, 570 ya llegaron a Zaporozhiye, y el resto pasarán la noche en poblados de las regiones cercanas de acuerdo con información de Kiril Timoshenko, subjefe de la oficina de la presidencia ucrania.
Asimismo, más de 100 autobuses con miles de personas salieron de la ciudad rodeada de Sumy por un corredor humanitario, en principio para llegar a Poltava (Ucrania), aunque la ciudad está a 40 kilómetros de la frontera con Rusia.
El alcalde de Jarkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania también sitiada, Igor Terejov, informó a través de una agencia noticiosa ucrania que los bombardeos han destruido más de 600 edificios. “Hay escuelas, guarderías. Hospitales en ruinas. El ejército ruso nos bombardea constantemente desde tierra y aire”.
Preocupación por las armas biológicas
Rusia, a través de su canciller Serguei Lavrov, volvió a exigir que se establezca un mecanismo de verificación en el marco de la convención sobre armas biológicas y tóxicas ante “la preocupación que causan los laboratorios biológicos financiados por Estados Unidos en Ucrania y la negativa a aceptar la propuesta, presentada por Rusia hace 20 años, para poder verificar que ningún experimento permita fabricar armas biológicas”.
El jefe de la diplomacia rusa sostuvo estar convencido de que “la comunidad internacional se convencerá pronto de que estas actividades inadmisibles implican riesgos mortales para un gran número de personas”.
Casualmente, como si se tratara de una respuesta a lo dicho por Lavrov, pero endosando la culpa a Rusia, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, expresó desde Bruselas “el temor de que Rusia esté preparando un ataque químico en Ucrania para atribuirlo a Kiev”.
Según Stoltenberg, “al acusar a Ucrania de desarrollar armas biológicas, Rusia busca tener nuevos motivos para justificar los bombardeos y otras acciones bélicas”.
Protesta en el noticiario principal
En lo que el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, calificó este martes de “conducta impropia, una granujada”, la Corte del Distrito Ostankinsky de Moscú no se atrevió a aplicar la nueva ley de censura militar, que presupone hasta 15 años de cárcel, y se limitó este martes a multar con 30 mil rublos a Marina Ovsiannikova.
Así se llama esta joven, interrogada por la policía durante 14 horas, que el lunes irrumpió en el noticiario estrella del Canal Uno de la televisión pública con un cartel que ponía en ruso: “¡No a la Guerra! ¡Paren de matar! ¡No crean la propaganda! ¡Aquí les mienten!” Y en inglés: “¡Rusos contra la guerra!”
Antes de hacer esta protesta, que muchos consideraron una acción tan desesperada como prácticamente suicida, Marina dejó grabado en Internet un mensaje. Lo reproducimos íntegro: “Lo que ahora sucede en Ucrania es un crimen. Rusia es un país agresor y la responsabilidad de esta agresión recae sobre la conciencia de una persona, Vladimir Putin. Mi padre es ucranio, mi madre es rusa, y nunca han sido enemigos. El collar que llevo en el cuello (con las dos banderas nacionales) es testimonio de que Rusia debe detener de inmediato la guerra fratricida y nuestros pueblos hermanos todavía puedan firmar la paz.
“Lamento haber trabajado los años recientes en el Canal Uno, difundiendo la propaganda del Kremlin. Y ahora me avergüenzo de ello. Me molesta que permití que se dijeran mentiras desde la pantalla del televisor. Me ofende que permití engañar a la gente. Nos callamos en 2014, cuando todo esto empezó. No participamos en manifestaciones cuando el Kremlin envenenó a (Aleksei) Navalny (el líder opositor, ahora encarcelado y sometido a un nuevo juicio). Sin decir palabra observábamos a este régimen antihumano. Y ahora nos dio la espalda todo el mundo y al menos 10 generaciones de nuestros descendientes no podrán sacudirse el lodo de la vergüenza de esta guerra fratricida.
“Somos rusos, inteligentes y pensantes, y sólo de nosotros depende detener esta locura, asistan a las manifestaciones, no tengan miedo, no pueden encarcelarnos a todos.”
Editora del noticiario de las 21 horas, el principal del día y en el canal de mayor audiencia, Ovsiannikova –con su valiente desafío al Kremlin y a pesar del riesgo de sufrir las represalias, el despido fulminante es lo de menos– provocó varias renuncias de periodistas de los canales de la televisión pública.
Presentaron su renuncia Zhana Agalakova, corresponsal del Canal Uno en París; Vladimir Glutsker, corresponsal de NTV en París, y Lilia Guildeyeva, conductora del noticiario de NTV.
Pero la primera periodista de un canal financiado por el Kremlin que renunció por la invasión a Ucrania fue la directora de RT en ruso, Maria Baronova, cargo que desempeñó desde 2019. Al explicar por qué lo hizo, publicó en su cuenta de Telegram: “Me voy porque no tengo nada de qué hablar ni con el régimen ni la gente, que es responsable de los ataques contra la madre de las ciudades rusas, desde el 24 de febrero de 2022”.
Agregó: “Amo a Rusia y mi país está destruido. Antes creía que podía convencer al régimen y la oposición a no odiarse, y a unirse. Pero después de lo sucedido no hay nada ni nadie qué unir”.
Y resume así su frustración: “Hace unas semanas escribía sobre la propaganda de la OTAN, reflexionaba acerca de la rusofobia, y ahora resulta que ellos tenían razón, y yo no. Nuestros abuelos nunca podrían luchar por una cosa así. Ahora los traicionaron. Todo está traicionado. Todo está pisoteado por quienes organizaron esto”.
Farida Kurbangaleyeva, conductora del noticiario Vesti del canal Rossiya-1, dimitió hastiada de la censura. Contó en su cuenta en una red social que desde la llamada Revolución de Maidán en Ucrania la obligaban a mentir y pone de ejemplo que un día que se le ocurrió escribir en un texto que “los participantes de la protesta pacífica” su entonces jefe, Yevgueni Revenko, actualmente diputado del partido oficialista Rusia Unida, le llamó para gritarle: “¿Te has vuelto loca? ¿Qué protestantes? Tienes que decir herederos de la ideología fascista de Stepan Bandera (líder de los nacionalistas que colaboró con los nazis en la Segunda Guerra Mundial)”.
Otra ex conductora del mismo noticiario, Tatiana Aleksandrova, exhortó a sus antiguos compañeros: “¡Deténganse, carajo! Tienen en sus manos un poderosa arma de destrucción masiva: las transmisiones en vivo”.
Yelena Martynova, que también renunció a conducir otro noticiario en ese canal de la televisión pública, preguntó a sus ex compañeros por qué callan y por qué no dan a conocer su opinión en las redes sociales.