
La ciudad se encuentra entre regiones controladas por separatistas prorrusos, a escasos 10 kilómetros y la península de Crimea, anexada por Rusia en el 2014. La imagen, en una calle dañada por los bombardeos en Mariúpol, el 10 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Las carreteras de la zona han sido minadas y los puertos están bloqueados. Se acaba la comida, casi no hay electricidad y escasea el agua. La imagen del 9 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

La captura de Mariúpol daría a los rusos un corredor terrestre despejado y el control de las salidas al Mar de Azov, entre Rusia y Ucrania, que se comunica con el Mar Negro a través del estrecho de Kerch. La imagen del 3 de marzo, en un hospital. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Personal médico atiende a mujeres que dieron a luz en el sótano de un hospital de maternidad convertido en sala de partos y refugio antiaéreo, el 1 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Los hijos de trabajadores del hospital esperan a sus familiares, el 4 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Fila para recibir comida caliente en un refugio antiaéreo improvisado, el 7 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Personas yacen en el piso de un hospital, durante un bombardeo de las fuerzas rusas, el 4 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Bombardeo a un edificio de departamentos, el 11 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Personal médico y voluntarios trasladan a una mujer embarazada que resultó herida durante un bombardeo al hospital de maternidad en Mariúpol. La mujer y su bebé murieron más tarde a causa de las heridas, el 9 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Mariana Vishegirskaya baja las escaleras en el hospital de maternidad dañado por los bombardeos. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Algunos padres dejaron sus hijos en el hospital, tal vez en la esperanza de que tengan más probabilidades de sobrevivir en el único sitio que queda con suministro decente de luz y agua. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

En una zona habitacional después de un bombardeo, el 13 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

La gente quema madera de muebles en parrillas improvisadas para calentarse las manos bajo temperaturas heladas y para cocinar la poca comida que queda. Las parrillas las arman con algo que sobra: ladrillos y pedazos de metal de los edificios derrumbados. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

En uno de los pocos lugares con electricidad, el 6 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Un supermercado abandonado, el 6 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Personas se protegen de los bombardeos en la entrada de un edificio de departamentos, el 13 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Un hombre juega con su bebé en un refugio antiaéreo, el 6 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Hay muertos por todos lados. Las autoridades locales llevan contabilizadas 2 mil 500 personas fallecidas, pero esa cifra no toma en cuenta a muchos que no han podido ser contados por los bombardeos incesantes. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Los bombardeos en el hospital de maternidad dejaron en el patio una fosa del equivalente a dos pisos, el 9 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Voluntarios ayudan a una anciana frente a un edificio alcanzado por los bombardeos, el 7 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Personal médico atiende a un hombre herido por los bombardeos, el 4 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Serhiy Kralya, de 41 años, después de una cirugía, el 11 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Serhii llora sobre el cuerpo de su hijo Iliya, el 2 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka

Voluntarios colocan cuerpos en una fosa común, a las afueras de Mariúpol, el 9 de marzo. Foto Ap/ Evgeniy Maloletka























