Lila Downs aseguró que llegar al Palacio de Bellas Artes no ha sido fácil y presentarse ahora ahí significa “un triunfo para las mujeres”.
La cantautora, que ha trascendido fronteras con la fusión de música tradicional mexicana con diversos géneros, se presentará el 22 y 23 de marzo en el recinto.
Con la emoción a flor de piel, Downs reiteró en entrevista con este diario que “haber logrado estar ahí es un triunfo; una victoria para las mujeres. Ha sido difícil, pero no me amargo. Desde los 20 años me hice la promesa de no hacerlo”.
La verdad –se enjugó las lágrimas– “ha habido momentos difíciles, disculpa, es toda esta presión y pensar en lo que representa, pues mi abuela, María Sabina, como tantas mujeres que han sido una influencia muy fuerte en mi vida, me han acompañado y están ahí con su sonrisa, su batalla, sus dificultades diarias”.
Fuertes y aguerridas
Prosiguió: “La cocina, una área tan importante, ha sido parte de mi inspiración, como las mujeres que hacen tortillas, a las que veo fuertes y aguerridas. Ellas me han transmitido su fortaleza y siento su compañía, porque son marginales. Mi abuela fue una de ellas; era pulquera. Todavía hablar de una mujer que se dedica a este oficio levanta miradas, pues viene del contexto rural, tan preciado por mí, pero que aún es discriminado. Eso es lo que siento y por eso considero que es un logro estar en Bellas Artes”.
De alguna forma “se representarán esos caminos de la vida y lo agradezco mucho, porque las directoras de Bellas Artes son mujeres y han sido sensibles hacia mi persona”.
Ganadora de un Grammy y cinco Grammy Latino, llegará al recinto del Centro Histórico con su original estilo y poderosa voz para contar algunas de sus conmovedoras historias.
Incluso los conciertos en el recinto, precisó, la llevan a un viaje a su pasado, pues “es volver a mi alma mater, porque empecé estudiando canto clásico con Reyna Vázquez, en Bellas Artes, en Oaxaca; no me aceptaban porque era jovencita, pero la maestra hizo una excepción, me dio clases primero fuera y luego ya fueron formales”.
Así, agregó, “vuelvo a mi educación vocal, lo cual también es muy emotivo, pues si antes estaba entre la música y el canon clásico, regreso con una propuesta que habla de las raíces de México, que rinde tributo a los indígenas, que homenajea la identidad mestiza, pero dando crédito a nuestros orígenes. Esto es muy satisfactorio”.
Lila Downs contó que estará acompañada por artistas talentosos, a quienes admira y ha descubierto en “su búsqueda de exponentes musicales diferentes”, como la Banda de Tlayacapan, la Brigada de Santa María, el Cuarteto de Cuerdas Barro Negro, los Niños Cantores del Faro de Oriente y el mariachi Caballeros de México.
El programa incluye “tres o cuatro de los 16 temas recientemente compuestos”, además de otros “que nos representan, como Semilla de piedra y Ofrenda; este último habla de la migración, la identidad, de mí como mujer y del valor de mi pueblo, de mi cultura”.
Dicha selección “será como una banda sonora que viene desde los primeros tiempos de mi carrera hasta la actualidad, retomando temas clásicos que la gente espera escuchar, los cuales van de entre mi tierra, del Sur, pasando por Michoacán y otros estados importantes en este camino del canto”.
De cara al futuro, la cantautora es consciente de que la pandemia “a todas nosotras (mujeres) nos ha renovado, nos ha dado una oportunidad de reinventarnos como personas, como seres humanos; en mi caso, la de decidir quién quiero seguir siendo, qué deseo decir o qué es importante. ¿Vamos a volver otra vez a lo mismo, a reanudar actividades, como siempre? No. Queremos cambiar visiones y actitudes”.
De hecho, “las canciones que vienen son un poco más esotéricas; hablan de una búsqueda interna, de expresiones de amor, pero hacia lo que consideramos importante, como el respeto a los seres vivo en esta madre Tierra”.
Lila Downs ha colaborado con Los Ángeles Azules, Andrés Calamaro, Diego El Cigala, Mon Laferte, Juan Gabriel, Celso Piña, Mercedes Sosa, Chambao y Panteón Rococó, entre otros. También ha actuado en la Casa Blanca, en el Auditorio Nacional, en el Carnegie Hall y en el Centro de Jazz Lincoln de Nueva York, entre otros recintos, además de festivales.
Su presencia ha sido simbólica sobre los escenarios, porque ha escrito narrativas de resistencia indígena, protegiendo la visión originaria de las plantas y comida sagradas de su cultura oaxaqueña, así como guardando las tradiciones del continente americano, con influencias que van desde la música folclórica y ranchera, hasta la del sur de Estados Unidos. Ha cruzado barreras y generado sonidos que van del folk, jazz, blues, folclórica, indígena, ranchera al hip hop.
Férrea defensora de los derechos humanos, en las letras de sus canciones plasma su lucha contra la injusticia social y a las historias suprimidas de Latinoamérica, de mujeres de orígenes indígenas y trabajadoras.
Lila Downs se presentará el 22 y 23 de marzo en el Palacio de Bellas Artes a las 20 horas.