Ayer venció el plazo para que establecimientos mercantiles realizaran ajustes a la invasión desordenada que hicieron del espacio público. Sin embargo, el escenario urbano en el corredor Roma-Condesa es de lonas, tarimas, estructuras de madera y metálicas tanto en banquetas como en avenidas.
No se liberaron espacios; el paso de peatones es obstruido por macetones, lámparas, calentadores y sillones que se colocaron en plena vía como salas para que los clientes esperen su ingreso a los establecimientos.
En un recorrido por calles y avenidas de este corredor comercial se constató que los restauranteros se adueñaron del espacio público, como en la avenida Álvaro Obregón, donde el establecimiento Bisquets Obregón adecuó una carpa sobre el arroyo vehicular.
Lo mismo hicieron el café Toscana y el Madre que están sobre la calle Orizaba. En este último los clientes esperan su turno cómodamente porque sobre la avenida se les acondicionó un espacio para la espera con sillones y mesas.
El acuerdo que se firmó el 3 de febrero para la sana convivencia, al amparo del programa Ciudad al Aire Libre, por medio del cual se harían los ajustes necesarios para liberar espacios, muy pocos lo conocen.
Encargados de los negocios manifestaron que no tuvieron indicación de cambios o ajustes; por el contrario, realizan adecuaciones porque seguirán operando en la vía pública.
“Ya empezó el caos”
Arturo García, chofer de un taxi de hotel, comentó que con la apertura de actividades es complicado transitar por las calles y avenidas de la Roma, la Condesa y otras zonas comerciales, porque de cuatro o tres carriles sólo se puede circular en uno o dos, “y ya empezó el caos: los viernes después de la una de la madrugada y hasta el domingo, con los negocios afuera esto es una fiesta pública”,.
Los meseros reconocen que la capacidad de los establecimientos se duplicó en algunos casos y eso motivó a los dueños de los restaurantes a invertir para crear estructuras “que difícilmente van a quitar”.
Esta expansión que hicieron los principales negocios la copiaron los pequeños que se ubican en calles como Guanajuato, Mérida y Tonalá.
Lo mismo ocurre en la Condesa, en la Hipódromo y Polanco, donde los vecinos desde ayer empezaron a vigilar y verificar quiénes sí cumplen el acuerdo.