Santiago. El presidente chileno, Gabriel Boric, un día después de concluir los ceremoniales de la toma de posesión, se reunió con vecinos de la popular Comuna de La Pintana, sur de Santiago, ante los cuales moderó las altas expectativas acerca de su gobierno, advirtiendo que será complejo concretar las transformaciones y que vendrán momentos complicados.
“No pretendo en los cuatro años (de su mandato) cambiar todo lo que está mal; la historia es mucho más larga que nosotros y aprendemos de quienes estuvieron antes y vamos a dejar tareas a quienes vengan después”, dijo a los vecinos.
“Habrá momentos bien complicados, la política tiene muchos aspectos de mezquindad, perdemos a veces la visión de por qué estamos donde estamos. Yo los invito a que nos ayuden a no olvidar por qué estamos acá”, agregó.
Boric estuvo en La Pintana al día siguiente de perder en noviembre la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Fue ahí donde su campaña, hasta entonces muy simbólica y escasamente concreta, comenzó a despegar, al entrar en contacto directo con los electores, sobre todo los más humildes, para ganar la segunda ronda en diciembre con 55.87 por ciento de votos (4.8 millones de sufragios), el gobernante más votado.
Tal cual lo hizo en su discurso de inauguración en la Plaza de la Constitución, volvió a pedir la participación de la gente.
“Estamos tratando de generar aspectos simbólicos para recomponer las confianzas, pero sabemos que lo simbólico no basta y que debemos trabajar para que al final del día nuestro gobierno haya mejorado la calidad de vida de nuestro pueblo”, afirmó.
El viernes, hablando desde un balcón del Palacio de La Moneda a “los habitantes de nuestra patria”, manifestó que “el pueblo de Chile es protagónico en este proceso, no estaríamos aquí sin las movilizaciones de ustedes”, al tiempo que pedía “que sean parte de este proceso porque no podemos hacerlo solos”.
Marco Moreno, director de la escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, comenta que ese discurso debe entenderse como una reconexión de Boric con las audiencias para renovar el apoyo que le permitió llegar al poder.
“Buscó no defraudar las expectativas acerca de la idea de cambio y se mueve en una lógica de las convicciones, pero éstas van acompañadas de responsabilidad. Trató de poner la pelota en el piso porque todo va a requerir de consensos, su gobierno no tiene mayoría parlamentaria para aprobar las reformas”, declara a La Jornada.
El científico social explica que “no incendió las expectativas ni fue populista, porque es pragmático, sabe leer los espacios, los ambientes, es un político de cercanía que hace micropolítica, logra conectar. Pero no sabemos si será suficiente para que el país progrese, eso lo veremos en los próximos días porque “otra cosa es con guitarra”, como dicen, se hace campaña en verso y se gobierna en prosa, ahora empezó la parte más complicada de la política.
–¿Tendrá Boric los 100 días de luna de miel?
–Todos los gobernantes la tienen, pero no sabemos si serán 100 porque hay mucha presión en el ambiente. El proceso constituyente puede contaminar su gestión y eso es lo peor que le puede pasar a Boric, que la agenda del gobierno se constitucionalice, eso provocaría perder el control.
“Los 100 días van a estar marcados por cómo calibra y maneja las expectativas, cómo evita que la constituyente le quite el control de la agenda y también, lo más importante, la idea del mientras tanto: hay que hacer cosas ahora, de inmediato”.
Convocatoria a movilizarse
Para el sociólogo Axel Callís, director de la consultora Tu Influyes, además de calmar ánimos, lo más relevante de Boric fue la convocatoria a la participación que realizó.
“Nombró y convocó a todos los segmentos excluidos desde una emocionalidad muy fuerte, les dijo vamos a hacer los cambios, pero las condiciones no son las óptimas, que no exista un desborde de presión. Llamó a un compromiso recíproco en los temas relevantes y a mantenerse movilizados, le pasó una responsabilidad al pueblo. Es muy relevante porque con la corresponsabilidad se comparten las expectativas. Fue un discurso honesto, con el freno de mano puesto, no fue desbordado de metas que no puede acometer”, resume.
Añade que Boric “entiende que el éxito del gobierno pasa por mantener la presión sobre los poderes que van a tratar de oponerse a las transformaciones y llama a mantener el estado de alerta movilizador pero con orden, por eso quiere resolver lo de los presos de la revuelta retirando las querellas”.
Boric, señala, habló “muchas veces de un nosotros” y así está compartiendo la épica, los logros pero también los costos; si esto no resulta, es culpa de todos.
Según Callís, el Parlamento será permeable a la presión desde la sociedad movilizada, “siempre habrá parlamentarios susceptibles a la presión de la calle y de las encuestas, eso está superdemostrado”, aunque “la viabilidad de las reformas pasa por tener responsabilidad y no intentar avanzar más allá de lo posible”.