Ante la reciente aprobación de la interrupción legal del embarazo en Sinaloa, la Iglesia católica consideró que “el aborto no puede ser un triunfo”, y festejar lo ocurrido como un avance en derechos humanos “refleja la miopía de quienes hacen propuestas semejantes y una ideología de los derechos humanos, que dejan de ser para todos”.
En su editorial del semanario Desde la Fe, expuso que la despenalización implica que la mujer que aborta no es penalizada con cárcel. “Es importante tener claro que la Iglesia católica no quiere mujeres en la cárcel. No se trata de perseguir a la mujer que aborta, y menos cuando se trata de víctimas que pueden estar siendo presionadas socialmente para recurrir a esta práctica que les lleva a perder a un hijo, quedando marcadas por el dolor para toda la vida”.
Agregó que las clínicas que ofrecen abortos “convierten la muerte de un ser humano en un gran negocio; los médicos, al practicarlo, están faltando al juramento de cuidar de toda vida; los familiares –inclusive el padre de ese nuevo ser humano– pueden estar orillando a la mujer a deshacerse de su hijo por comodidad, por irresponsabilidad y/o por muchas circunstancias”.
Reiteró que el aborto, en cualquier momento, desde la concepción, es inadmisible, y ve “con mucha preocupación” la propuesta de permitirlo en Colombia y otros países de América Latina hasta las 24 semanas de gestación.