La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) alertó que las afectaciones (sociales, económicas y financieras) del conflicto armado entre Rusia y Ucrania provocarán una crisis alimentaria a escala mundial.
Estimaciones sugieren que el número mundial de personas desnutridas podría aumentar entre 8 y 13 millones en 2022 y 2023, con los casos más graves en Asia-Pacífico, seguida por el África subsahariana y el Cercano Oriente, este y norte de África; así como economías emergentes.
En el estudio La importancia de Ucrania y la Federación Rusa para los mercados agrícolas mundiales y los riesgos asociados con el conflicto actual, la FAO aseveró que las interrupciones provocadas por el conflicto en las exportaciones de alimentos por parte de Rusia y Ucrania exponen a los mercados mundiales de alimentos a mayores riesgos de disponibilidad más limitada, demanda de importación insatisfecha y precios internacionales más altos.
“El conflicto socavará aún más el poder adquisitivo de las poblaciones, con el consiguiente aumento de la inseguridad alimentaria y la malnutrición mundial”, alertó el organismo especializado de la ONU.
La invasión rusa de Ucrania y las sanciones relacionadas han empeorado gravemente la situación, ya que ambos países además de ser importantes para los sectores del petróleo, el gas, los metales y minerales (incluidos los necesarios para la producción de semiconductores), también lo son para el suministro mundial de fertilizantes, trigo y otros granos.
El trigo es alimento básico para más de 35 por ciento de la población mundial, y la falta de sustitución y diversidad dietética agravará la presión sobre los precios del grano.
Rusia y Ucrania se encuentran entre los productores más importantes de productos básicos agrícolas del mundo. En el sector de los cereales, su contribución a la producción mundial es especialmente significativa para la cebada, el trigo y el maíz. Combinados, los dos países, en promedio y respectivamente, representaron 19, 14 y 4 por ciento de la producción mundial de estos cultivos entre 2016/17 y 2020/21.
Con el aumento de los precios de los fertilizantes y otros productos intensivos en energía como consecuencia del conflicto, se espera que los costos de los insumos experimenten un aumento considerable.
Los precios menos accesibles de estos insumos se traducirán primero en costos de producción más altos y, finalmente, en valor más elevado de los alimentos. También podrían conducir a niveles más bajos de uso de insumos, deprimir los rendimientos y la producción en la temporada de cultivo 2022/23 y generar un mayor riesgo alcista para el estado de la seguridad alimentaria mundial en los próximos años.
Los precios de los alimentos, afectados por el impacto del covid-19, aumentaron desde el segundo trimestre de 2020; sin embargo, registraron su costo récord en febrero de 2022, debido a la alta demanda, los costos de insumos y transporte y las interrupciones en los puertos.
“La intensidad y la duración del conflicto bélico siguen siendo inciertas. Las posibles interrupciones de las actividades agrícolas de estos dos principales exportadores de productos básicos podrían aumentar gravemente la inseguridad alimentaria a nivel mundial”, según la FAO.