En Sonora, en territorio de la tribu Yaqui, diferentes comunidades resisten desde siglos atrás al despojo de su río. En 2010, con la construcción del acueducto Independencia –que busca llevar agua del río Yaqui a la ciudad de Hermosillo–, se reavivó la resistencia. Los pueblos yaquis han utilizado todos los recursos a su alcance para defender su agua. Con amparos, movilizaciones, bloqueos, diálogos, foros y más, la tribu, y en particular el pueblo de Loma de Bácum, se ha enfrentado a gobiernos de todos los partidos, incluso a los que hoy tanto en lo estatal como en lo federal continúan con la imposición del proyecto. Como en otras regiones del país, la lucha por la defensa de su territorio ha dejado dolorosos saldos: asesinatos, desapariciones y también presos políticos.
En Baja California, y más precisamente en Mexicali, diferentes organizaciones sociales se articularon para dar una intensa batalla contra la cervecera estadunidense Constellation Brands, la cual tenía intenciones de instalarse en el territorio aun a sabiendas de los graves problemas de agua que se viven en la región. Aunque el pueblo cachanilla logró sacar a la cervecera en 2020, el gobierno federal ofreció trabajar en su reubicación. Varios gobiernos estatales levantaron la mano, y hasta ahora el de Veracruz es el que más avances tiene en la oferta.
En septiembre de 2020, en plena pandemia, un numeroso grupo de campesinos en el estado de Chihuahua protagonizó duros enfrentamientos contra la policía estatal y la Guardia Nacional en protesta por el desabasto de agua. Uno de los puntos más álgidos de las movilizaciones fue cuando tomaron la presa de La Boquilla y detuvieron el agua que México entrega a Estados Unidos desde 1944. Como respuesta al conflicto, los manifestantes encontraron descalificaciones, represión y también la muerte de dos de sus integrantes.
En la Ciudad de México, los pueblos de los Pedregales de Coyoacán, los de Xochimilco y los de Magdalena Contreras también libran importantes batallas en defensa de su manantial, de su lago y de su río, respectivamente, frente a proyectos inmobiliarios, de ampliación de vías de comunicación y de centros privados de entretenimiento.
En el estado de Puebla, los pueblos cholultecas y de los volcanes se enfrentan a la trasnacional Danone y su filial Bonafont, que ha saqueado el agua del municipio Juan C. Bonilla por más de 30 años. En su lucha, ocuparon la sucursal de la empresa y sobre ella construyeron el Altepelmencalli o Casa de los Pueblos, un centro comunitario y punto de encuentro y diálogo con otras luchas del país y del mundo. En apenas 11 meses, el Altepelmencalli logró que el río que sobrexplota Bonafont volviera a tomar su cauce y disminuir los problemas de desabasto de agua de la región. Sin embargo, el 15 de febrero pasado la Guardia Nacional acudió hasta ese lugar para, con violencia, desalojar a los pueblos y regresar la planta a la trasnacional.
En Chiapas, la Coca-Cola extrae millones de litros de agua. En Yucatán, las granjas porcícolas contaminan cenotes y otras fuentes de agua dulce. En diferentes puntos del país, pueblos y organizaciones sociales denuncian el uso excesivo de agua por las mineras, o la contaminación de los ríos por algunas empresas que los convierten en vertederos de desechos tóxicos.
Las luchas por el agua, no siempre tan visibles, se extienden poco a poco por todo el país. No es para menos, la situación es alarmante. Según datos publicados por Angélica Enciso en estas mismas páginas (https://bit.ly/36krIDy), México es el primer país consumidor de agua embotellada en el mundo: en promedio, 274 litros por habitante al año. El 80 por ciento de ese negocio lo concentran Coca-Cola (Ciel), Danone (Bonafont) y Pepsico (E-pura), que luego de extraer y embotellar el agua, llegan a venderla “494 veces más cara”.
De acuerdo con la investigación de Wilfrido Gómez y Andrea Moctezuma (https://bit.ly/3J7XfHc), existe un grupo al que denominan los millonarios del agua, que concentra enormes volúmenes de agua concesionados y de los que generan una gran ganancia económica. El grupo comprende 966 empresas tanto de energía eléctrica como cerveceras, acereras, agroindustrias, mineras, papeleras, automotrices, embotelladoras; mil 537 personas físicas y 801 asociaciones civiles dueñas de concesiones. Destaca entre los millonarios del agua la trasnacional Kimberly-Clark, la minera Peñasquito (Goldcorp), Grupo Femsa y Enerall (fundada por Alfonso Romo), entre otros.
En la lucha por la defensa del agua, pueblos y organizaciones se enfrentan a trasnacionales, multinacionales y también al Estado mexicano que defiende intereses privados por encima del bien común. “La crisis del agua es la faceta más penetrante, aguda e invisible de la devastación ecológica de la Tierra”, escribe Vandana Shiva en Las guerras del agua. Es tiempo ya de poner un alto a los saqueadores.
* Sociólogo
Twitter: @RaúlRomero_mx.