En lo que va de la pandemia de covid-19 las remesas han jugado un papel clave para la recuperación de la economía mexicana; sin embargo, para los estados de menores ingresos, donde habitan las familias más pobres del país, han sido una bomba de oxígeno que impidió que enfrentaran condiciones todavía más precarias, pues sólo en el último año el flujo se ha disparado entre 30 y 60 por ciento.
En los dos años que van de la pandemia, es decir, 2020 y 2021, el flujo de remesas a los seis estados, que de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social albergan el mayor número de municipios en condición pobreza asciende a 20 mil 140 millones de dólares, que equivalen a poco más de 400 mil millones de pesos.
Para poner en contexto, la suma de divisas que han recibido Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Yucatán por concepto de remesas, es similar a los 399 mil millones de pesos que recaudó el gobierno en 2021 mediante el impuesto especial sobre producción y servicios, que incluye gasolina, diésel, refrescos y bebidas alcohólicas, entre otros.
El caso más destacado, de acuerdo con información del Banco de México (BdeM) es Chiapas, pues en 2021 registró remesas por un valor de mil 893 millones de dólares, un incremento de 65.6 por ciento en comparación con los mil 142 millones de dólares que registró en 2020, primer año de la pandemia.
En cuanto a crecimiento, el segundo estado con mejor desempeño fue Yucatán al mostrar un dinamismo anual de 37.5 por ciento, luego de que su flujo de divisas pasara de 243 millones de dólares en 2020 a 335 millones en 2021.
En tanto, Guerrero tuvo un incremento de 34.9 por ciento al pasar de mil 941 millones de dólares a 2 mil 621 millones; Oaxaca, de 26.7 por ciento al subir de mil 897 millones a 2 mil 404; Veracruz, 26 por ciento, al avanzar de mil 614 millones a 2 mil 34 millones, y Puebla, 14.6 por ciento al ir de mil 872 millones a 2 mil 138 millones de dólares.
Crisis los obligó a emigrar
Para Marcos Arias, especialista en remesas de Grupo Financiero Monex, el notable incremento que registró el flujo de divisas a los estados más pobres del país no fue consecuencia de mayores envíos, sino a un fenómeno de mayor migración, pues al no encontrar oportunidades en el país ante la crisis financiera provocada por la pandemia, una mayor cantidad de personas se vio obligada a buscar mejor suerte en Estados Unidos.
“Hemos visto un crecimiento muy importante de las remesas en la región sur sureste del país, que también coincide con las entidades más pobres, y eso tiene que ver con la situación que hay en esos estados y que se agudizó con la emergencia sanitaria, toda vez que aceleró el flujo migratorio a EU, donde hubo una reactivación económica muy fuerte que implicó mayores y mejores empleos para los migrantes”, explicó.
Arias agregó que ante la pandemia, México entró en un bache económico importante, mientras que EU inyectó una fuerte cantidad de recursos para impulsar su recuperación, los cuales fueron destinados a sectores claves como la construcción y manufactura, los cuales necesitan de mucha mano de obra, lo que benefició principalmente a la población mexicana y centroamericana.
“Por ejemplo, está el caso de Yucatán que sin ser un estado famoso por captar remesas, en años recientes ha tenido la oportunidad de desarrollar una vocación importante para la construcción, lo que provocó que aumentara su flujo de migrantes a territorio estadunidense, lo que implicó un aumento importante en el flujo de divisas que recibió el año pasado respecto de 2020”, destacó el especialista.
De acuerdo con el BdeM, las remesas se convirtieron en salvavidas para las familias de más bajos ingresos, pues representan hasta 40 por ciento de sus ingresos totales. Además, en el primer quintil de la población, 7 por ciento de las familias reciben divisas principalmente de EU.
Para el especialista de Monex, durante este año las remesas seguirán jugando un papel clave para la economía del país, sobre todo para el consumo y para las familias más pobres, pues se espera que cierren el año en alrededor de 62 mil millones de dólares, lo que implicará un incremento de poco más de 20 por ciento en comparación con los 51 mil 500 millones de dólares de 2021.