Austin. La Suprema Corte de Texas asestó ayer un golpe casi definitivo a las esperanzas de las clínicas de aborto de detener una ley que les prohíbe practicar la interrupción de embarazos después de las seis semanas de gestación, lo que ha reducido drásticamente el número de abortos en el estado desde septiembre y que ahora se mantendrá en vigor.
El fallo no fue inesperado, pero dio un portazo a algunas opciones que el máximo tribunal federal les había permitido a las clínicas texanas, después de haberse negado en dos ocasiones a acatar la ley antiaborto y abre la puerta a otros estados republicanos a crear leyes similares.