Gabriel Boric asume las riendas de Chile, que enfrenta una desaceleración económica, alta inflación y un Congreso dividido que pondrá a prueba su capacidad de negociación para impulsar reformas en salud y pensiones, al tiempo que endurece la regulación medioambiental.
“Cuando la riqueza se concentra sólo en unos pocos, la paz es muy difícil”, manifestó Boric en medio de los aplausos. “Vamos a recuperar nuestra economía sin reproducir sus desigualdades estructurales”.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, declaró que el gobierno enviará su proyecto para una amplia reforma tributaria durante el primer semestre.
Las esperanzas de la ciudadanía pueden chocar rápidamente con un electorado y una legislatura divididos. La delincuencia, la inmigración y los derechos de los indígenas son temas que hacen que el gobierno de Boric tenga una “bandeja de entrada” llena.
La nueva presidencia marca un giro a la izquierda en el país sudamericano tras prometer reformas sociales y económicas y aprovechar la ola de insatisfacción de los votantes con el statu quo político.