Santiago. Con masivas expresiones de júbilo en las calles, que representan las altas esperanzas depositadas en él respecto de que impulse transformaciones profundas para dejar atrás el régimen mercantilista neoliberal, Gabriel Boric asumió la presidencia de Chile por los siguientes cuatro años y se comprometió a entregar lo mejor de él para no defraudar a los electores.
“Ante el pueblo y los pueblos de Chile: sí, prometo”, enunció en la sede del Congreso Nacional al tomar posesión de su cargo, frase que implica reconocer la plurinacionalidad del país, algo inédito en el juramento de un presidente.
“Sepan que vamos a dar lo mejor de nosotros para estar a la altura del desafío que tenemos como país”, manifestó. Y al juramentar a su gabinete de 14 mujeres y 10 hombres, declaró sentirse “profundamente orgulloso (de esa proporcionalidad) y eso es gracias al movimiento feminista”.
Boric había dado el jueves una señal sustanciosa de que las cosas van en serio en cuanto a los compromisos que asumió, cuando se anunció que retirará 139 denuncias criminales por Ley de Seguridad del Estado en contra de manifestantes arrestados durante el estallido social de 2019.
Lágrimas de alegría
Banderas multicolores ondeaban por doquier: chilenas, mapuches, de la diversidad sexual, de los movimientos sociales, los pobladores, los okupa. Acompañaban a las emociones –lágrimas, risas, abrazos, júbilo, consignas, besos– expresadas en las calles de Santiago, donde miles esperaron el paso del juvenil presidente de 36 años en su andar hacia el Palacio de La Moneda.
“Tengo mucha esperanza en lo que viene, el país debe cambiar”, expuso una mujer; otra recordaba 1970, cuando asumió el mandatario Salvador Allende: “Yo tenía 15 años y vine con mi madre y mi padre, estoy pensando en ellos”. Un hombre de mediana edad expresaba su anhelo de que “se logren pensiones decentes”, una de las demandas más sentidas. Otro, más entrado en años, decía estar “muy contento; recuerdo cuando años atrás asumía Allende, ojalá que haga las mismas cosas: nacionalizar el agua y la minería; que lo dejen gobernar, que lo dejen gobernar”. “Que cambie la situación de los chilenos, que el sueldo mínimo suba”; “no le tiene miedo a la gente, él se acerca a las personas”, resumía un joven. Y es que cada vez que pudo salir del protocolo y de la seguridad policial, se acercó a las personas, tocó sus manos, recibió regalos, dibujos de niños y, en un gesto de entereza política, en la Plaza de la Constitución, caminó hasta el monumento de Allende ante el cual inclinó su cabeza.
Sus mensajes
Reconocimiento a la movilización social: “La emoción que he sentido este día es profunda y existencialmente necesito compartirla. El pueblo de Chile es protagónico en este proceso, no estaríamos aquí sin las movilizaciones de ustedes. No llegamos aquí para llenar cargos y solazarnos entre nosotros y generar distancias inalcanzables, llegamos aquí para entregarnos en cuerpo y alma al compromiso de hacer mejor la vida en nuestra patria”.
Compromiso con los humildes: “He visto sus caras recorriendo nuestro país, las de las personas mayores cuya pensión no alcanza porque algunos hicieron de la previsión (social) un negocio, las de quienes se enferman y sus familias no tienen cómo costear sus tratamientos, las de los estudiantes endeudados, las de los campesinos sin agua por sequía y por saqueo. Los rostros de las mujeres que cuidan a sus familiares postrados y sus bebés indefensos; a las familias que siguen buscando a sus detenidos desaparecidos que no dejaremos de buscar; las de las diversidades de género discriminadas y excluidas; las de los artistas que no pueden vivir de su trabajo porque las cultura no es valorada; las de quienes luchan por vivienda digna, las de los pueblos originarios despojados de su tierra pero nunca de su historia; las de niños y niñas abandonados, las de quienes viven en la pobreza olvidada. Con ustedes es nuestro compromiso”.
La meta: “Mi sueño es que cuando termine nuestro mandato podamos sentir que hay un país que nos protege, nos acoge y nos cuida, que garantiza derechos y retribuye con justicia el aporte y el sacrificio que cada uno de los habitantes hacen para el desarrollo”.
Tarea difícil: “El cumplimento de nuestras metas no será fácil, enfrentaremos crisis externas e internas, nos equivocaremos y rectificaremos. La pandemia sigue su curso y nos va a seguir acompañando por mucho tiempo. Sabemos que la economía sigue resentida y que el país necesita ponerse de pie, crecer y repartir de manera justa los frutos del crecimiento, porque cuando no hay distribución de la riqueza cuando se concentra en unos pocos, la paz es muy difícil”.
Gobierno y ciudadanos movilizados: “Las autoridades no pueden ser inalcanzables, queremos ministros en la calle, no estar escondidos. la relación con las autoridades no debe ser de consumidores, sino de reciprocidad, trabajando juntos para este sea el gobierno del pueblo y que ustedes lo sientan de todos. Hago un llamado a acompañarnos en esta tarea”.
Respaldo a la nueva Constitución: “Vamos a apoyar decididamente el trabajo de la Convención. Necesitamos una Constitución que nos una, a diferencia de la que fue impuesta a sangre, fuego y fraudes por la dictadura, que nazca en democracia”.