Buenos Aires. Después de largas horas de debate que concluyó la madrugada de ayer, la Cámara Diputados aprobó el proyecto de ley que avala el acuerdo entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) con 202 votos a favor, 37 en contra y 13 abstenciones, en un extraño escenario de votaciones divididas dentro de los bloques del oficialismo y la oposición.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner mostró en un video mediante las redes sociales cómo quedaron sus oficinas en el Congreso de la nación, cuyas ventanas fueron rotas por un grupo de encapuchados que actuó sin que hubiera ninguna fuerza policial ni de seguridad cuidando el edificio.
El hecho fue considerado un atentado por varios legisladores, ya que se produjo cuando Fernández de Kirchner estaba acompañada por los senadores Oscar Parrilli y Anabel Fernández Sagasti, además de su hijo, el diputado Máximo, quienes votaron a favor de la legislación como parte del bloque oficialista Frente de Todos.
Organismos de Derechos Humanos denunciaron en un comunicado este hecho, solidarizándose con la vicepresidenta y advirtiendo sobre la necesidad de una investigación urgente. “Hoy como nunca recordé las palabras de Néstor (Kirchner) respecto del Fondo Monetario Internacional, cuando decía “siempre actuó como promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo argentino”, escribió en su mensaje bajo el título de “Otra vez, una inmensa pena”, en el que comenta su posición frente al momento que se está viviendo. .
Máximo Kirchner había renunciado a la jefatura del bloque del oficialismo, al oponerse al acuerdo entre el FMI y el gobierno de Alberto Fernández, especialmente en homenaje a su padre el ex presidente Néstor Kirchner quien en 2006, con ayuda del presidente Hugo Chávez, y en conjunto con el ex mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, reunió el dinero para pagar una deuda con ese organismo, y ahorrarse los intereses, pero especialmente para que el FMI no volviera al país a establecer sus controles de siempre.
La opositora coalición derechista Juntos por el Cambio, no podía aparecer votando contra el FMI, y la mayor parte votó a favor del acuerdo, aunque hubo rebeldes en sus filas.
Han quedado serias dudas por el hecho de que el reconocimiento de la deuda que tiene dos juicios abiertos para investigar su ilegalidad, podría terminar favoreciendo a los verdaderos responsables: el presidente Mauricio Macri y a las autoridades del FMI, que concedieron un préstamo ilegal según la constitución argentina y los lineamientos del organismo financiero.
Casi al final del mandato de Macri, el gobierno recibió 44 mil millones de dólares de un total de 57 mil: la mayor suma de dinero en esta clase de préstamos. Hasta ahora no se ha podido establecer adónde fueron esos fondos por lo que se considera que fue una estafa declarada y abierta, cuya responsabilidad no admite Juntos por el Cambio.
Aunque el FMI aceptó que se habían violado sus propias normas, nunca hizo nada por resolver la situación de un país que fue dejado por Macri en virtual default, en 2019 y con inauditas cifras de pobreza, indigencia y desempleo.
Entre los oficialistas que rechazaron el acuerdo o se abstuvieron de sufragar están miembros del Movimiento por la Economía Popular. También hay un curioso universo de una nueva ultradecha libertaria que votó en contra, así como la izquierda trostkista en la Cámara Baja, todos por razones distintas e incluso contrapuestas.
El ex gobernador de San Juan, José Luis Gioja, una de las figuras más importantes del Frente de Todos al hablar sobre el acuerdo sostuvo que “vinimos a despejar esa sombra que nos legó la negligencia. Nosotros no elegimos volver al FMI, eso se eligió en 2018 con otras formas y otros objetivos. El FMI nunca es un buen amigo. Sabemos que el mejor escenario para Argentina y todos los pueblos del mundo es no tener al FMI adentro. Vengo a apoyar este programa para concretar una Argentina libre de esas sombras que nos aquejaban”, sostuvo.
Los diputados del Frente de Todos, que apoyaron el sí al que llamaron el “acuerdo posible en estos momentos”, dijeron que no había nada que festejar y, en todo caso, se instala la tarea de mantenerse alerta por cualquier cambio que deje atrás los compromisos asumidos.